El penúltimo encierro de San Fermín ha dejado una huella imborrable en la memoria de los asistentes, no solo por la velocidad de los toros, sino también por la peligrosidad que caracterizó la carrera. Este evento, que se llevó a cabo en Pamplona, tuvo lugar el 13 de julio de 2025, y estuvo protagonizado por los toros de la ganadería gaditana de La Palmosilla. Desde el inicio, los toros mostraron su dominio, arrollando a numerosos corredores en un recorrido que se completó en menos de dos minutos y medio.
La jornada fue especialmente concurrida debido a que coincidió con un domingo, lo que atrajo a una multitud de corredores y espectadores. Sin embargo, esta gran afluencia de personas también significó que el espacio para maniobrar era escaso, lo que aumentó el riesgo de accidentes. En total, se reportaron ocho heridos, de los cuales seis fueron trasladados al Hospital Universitario de Navarra. Entre los heridos, cuatro sufrieron cornadas, y dos de ellos permanecen ingresados con pronóstico grave.
Uno de los casos más preocupantes fue el de un joven de 27 años, originario de Puçol, Valencia, quien sufrió una cornada de cinco centímetros en la pierna derecha. Este corredor fue ingresado en la unidad de traumatología del hospital. Otro joven, de San Sebastián de los Reyes, Madrid, también se encuentra en estado grave tras recibir una cornada en el abdomen. A pesar de la gravedad de algunos casos, otros cuatro heridos recibieron el alta médica tras ser atendidos.
Los momentos más tensos del encierro se vivieron en tramos críticos como Santo Domingo y la curva entre Mercaderes y Estafeta. En Santo Domingo, un toro negro se adelantó a la manada, provocando que los corredores tuvieran que apartarse rápidamente para evitar ser alcanzados. Este toro, en un momento de la carrera, levantó a un corredor por los aires, generando una caída que, afortunadamente, no tuvo consecuencias fatales.
En la curva entre Mercaderes y Estafeta, otro incidente ocurrió cuando un toro enganchó a un mozo que estaba subido en el vallado, arrastrándolo hacia la manada. Este tipo de situaciones son comunes en los encierros, donde la combinación de la velocidad de los toros y la aglomeración de personas puede resultar en accidentes graves. A pesar de los peligros, el comportamiento de los toros fue considerado noble, lo que ayudó a evitar que las consecuencias fueran aún más severas.
La carrera se desarrolló con cinco toros negros y uno colorado, que salieron de los corrales en perfecta armonía. Sin embargo, la velocidad de los toros fue un factor determinante en la dinámica del encierro. Desde el inicio, los toros mostraron su fuerza y velocidad, lo que llevó a los corredores a tener que adaptarse rápidamente a la situación. En la bajada hacia el callejón, la gran cantidad de personas en los laterales dificultó la escapatoria de aquellos que se encontraban en el camino de los toros.
A medida que los toros se acercaban a la Plaza de Toros, la tensión se palpaba en el ambiente. A diferencia de otros días, los toros entraron al corral sin detenerse, lo que indica que la carrera había sido intensa y rápida. Por la tarde, los toros serían lidiados en la penúltima corrida de la Feria, un evento que atrae a miles de aficionados cada año.
Los encierros de San Fermín son una tradición que atrae a personas de todo el mundo, pero también son un recordatorio de los riesgos que conllevan. La adrenalina y la emoción de correr junto a estos majestuosos animales son parte de la experiencia, pero es crucial que los corredores sean conscientes de los peligros y actúen con precaución. La combinación de velocidad, aglomeración y la naturaleza impredecible de los toros puede resultar en situaciones peligrosas, como se evidenció en este encierro.
A medida que se acercan los últimos días de las festividades de San Fermín, la comunidad y los visitantes continúan disfrutando de la cultura y la tradición que rodea a este evento. Sin embargo, es fundamental recordar la importancia de la seguridad y el respeto hacia los animales, así como la necesidad de seguir las recomendaciones de los organizadores para garantizar que todos puedan disfrutar de la fiesta sin incidentes graves.