El 28 de marzo de 2025, Myanmar fue escenario de un terremoto de magnitud 7.7 que dejó una profunda huella en la región de Mandalay. Este evento no solo fue devastador en términos de pérdidas humanas y materiales, sino que también se convirtió en un hito en la investigación sísmica gracias a un inesperado aliado: una cámara de seguridad. Este dispositivo, instalado a escasos 20 metros de la falla de Sagaing, capturó en tiempo real el movimiento de la corteza terrestre, proporcionando a los científicos una visión sin precedentes sobre el comportamiento de las fallas durante un sismo.
### Un Terremoto que Cambia Paradigmas
El sismo de Sagaing no solo se destacó por su magnitud y el alto número de víctimas —más de 5.400 fallecidos y 11.400 heridos—, sino que también ofreció la primera evidencia visual del movimiento curvo de una falla durante un terremoto. Hasta ahora, la comprensión de estos fenómenos se había basado en observaciones geológicas post-sismo, como las marcas en las rocas conocidas como «slickenlines», o en registros sísmicos obtenidos a distancia. Sin embargo, estos métodos tienen limitaciones significativas. Las marcas en las rocas pueden ser alteradas por procesos no sísmicos, y los instrumentos sísmicos suelen estar ubicados lejos de la falla, capturando solo una parte indirecta del desplazamiento.
La grabación de la cámara de seguridad permitió a los científicos Jesse Kearse y Yoshihiro Kaneko analizar el video utilizando técnicas avanzadas de correlación de píxeles. Este análisis reveló que el lado oeste de la falla se movió hacia el norte en un desplazamiento de 2.5 metros en tan solo 1.3 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 3.2 metros por segundo. Lo más sorprendente fue la confirmación de que este desplazamiento no fue en línea recta; en lugar de eso, el bloque desplazado siguió una trayectoria oblicua, descendiendo unos 30 centímetros hacia el oeste antes de adoptar el movimiento horizontal típico de la falla de Sagaing.
### Implicaciones Científicas y Futuras Investigaciones
La evidencia visual obtenida durante el terremoto tiene profundas implicaciones para la comprensión de los procesos de ruptura sísmica. Hasta ahora, se conocía la existencia de marcas curvas en las fallas, pero no se había podido confirmar si estas eran el resultado de movimientos sísmicos reales o de desplazamientos más lentos y posteriores. La grabación de la cámara de seguridad ha demostrado que el movimiento curvo ocurre durante el propio terremoto y está vinculado a la propagación del frente de ruptura, lo que se alinea con modelos físicos modernos.
Este estudio no solo conecta observaciones geológicas, registros sísmicos y modelos matemáticos, sino que también valida teorías previas sobre el comportamiento de las fallas. Por ejemplo, los modelos dinámicos habían sugerido que la dirección del deslizamiento podría cambiar rápidamente durante la aceleración del corte debido a la distribución de tensiones en el frente de ruptura. La grabación de video ha confirmado que los primeros momentos del corte incluyen movimientos verticales transitorios, lo que añade una nueva dimensión a la comprensión de cómo se comportan las fallas durante un sismo.
Además, los investigadores compararon la velocidad de deslizamiento observada en el video con la registrada en una estación sísmica ubicada a 2.7 kilómetros de la falla. Los resultados mostraron una sorprendente similitud en la forma y duración de los «pulsos» de velocidad, lo que refuerza la utilidad de los registros sísmicos cercanos como estimadores indirectos de lo que realmente ocurre en el plano de ruptura.
La relevancia de estos hallazgos es innegable. No solo llenan un vacío en la comprensión de los procesos sísmicos, sino que también establecen límites y condiciones para la interpretación de señales sísmicas, modelos y huellas geológicas. Por primera vez, los científicos han podido observar directamente cómo, en un breve lapso de tiempo, la Tierra se desplaza varios metros en una trayectoria que no es recta, y cómo este desvío es parte esencial del proceso físico del terremoto.
La investigación sobre el terremoto de Myanmar abre nuevas puertas para futuros estudios y modelos de riesgo sísmico en zonas de falla activa. Gracias a la combinación de tecnología moderna y la casualidad de tener una cámara de seguridad en el lugar adecuado, la comunidad científica ahora tiene una mejor comprensión de los complejos mecanismos que rigen los terremotos y sus efectos en la corteza terrestre. Estos avances no solo son cruciales para la ciencia, sino que también tienen el potencial de mejorar la seguridad y la preparación ante desastres en regiones propensas a sismos.