La reciente decisión del juzgado de instrucción número 4 de Gijón de reabrir la investigación sobre la desaparición de Trinidad Suardíaz y su hija Beatriz ha reavivado un caso que ha permanecido en la memoria colectiva de Asturias desde finales de los años 80. La búsqueda de los restos de ambas en una balsa minera de Ribadesella ha captado la atención de la opinión pública, generando tanto esperanza como inquietud entre los familiares y la comunidad.
### Contexto del Caso
Trinidad Suardíaz, una mujer de 24 años en el momento de su desaparición, y su hija de 13 meses, Beatriz, fueron vistas por última vez en 1987 en Matadeón de los Oteros, una pequeña localidad en la provincia de León. La desaparición de ambas fue reportada en un contexto de violencia doméstica, donde Trinidad había denunciado a su esposo, Antonio María da Silva, por maltrato. A pesar de que Trinidad había intentado buscar ayuda y había expresado su deseo de separarse de su pareja, nunca llegó a presentarse a una vista judicial programada para el 15 de julio de 1987. Esta falta de seguimiento en su denuncia ha sido un punto crítico en la narrativa del caso, que ha dejado muchas preguntas sin respuesta durante décadas.
La investigación inicial no logró esclarecer el paradero de Trinidad y Beatriz, lo que llevó al archivo del caso en 2017. Sin embargo, la Policía Nacional nunca abandonó la búsqueda, y la reciente decisión judicial ha permitido reactivar las pesquisas. La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta ha comenzado a buscar en una balsa de espatofluor en Berbes, donde se cree que Da Silva pudo haber arrojado dos vehículos que podrían contener los cuerpos de las desaparecidas.
### La Búsqueda en la Balsa Minera
La balsa minera en cuestión, que ha permanecido cerrada desde los años sesenta, se ha convertido en el foco de atención de la investigación. Según informes, los agentes han confirmado la existencia de dos vehículos sumergidos en el lodo de la balsa, lo que ha llevado a la colocación de boyas amarillas para marcar su ubicación. La extracción de estos coches se está planificando con la esperanza de que contengan pruebas que puedan esclarecer el destino de Trinidad y Beatriz.
La historia de Trinidad es trágica y compleja. Tras su desaparición, se encontraron en una vivienda de Berbes maletas con ropa y una carta que ella había escrito a su esposo, en la que le pedía que no la molestara más y que buscara ayuda profesional. Esta carta ha sido interpretada como un indicio de que Trinidad estaba intentando escapar de una situación de abuso, lo que añade una capa de dolor a su historia.
La búsqueda de los cuerpos en la balsa minera no es la primera vez que se intenta esclarecer el caso. En 2018, la policía ya había realizado excavaciones en Berbes, abriendo una losa de hormigón en busca de pistas. Sin embargo, esos esfuerzos no dieron resultados. La reactivación de la investigación ha traído consigo una nueva ola de esperanza para los familiares de Trinidad y Beatriz, quienes han estado esperando respuestas durante casi cuatro décadas.
Antonio María da Silva, conocido como «El Portugués», ha estado en el centro de la investigación desde el principio. Actualmente, se encuentra en una residencia de ancianos en León, y su estado de salud ha sido un factor en la reactivación del caso. A medida que los investigadores continúan su búsqueda, la comunidad se mantiene expectante, esperando que esta vez se logre resolver un misterio que ha marcado la historia de Asturias.
La historia de Trinidad y Beatriz es un recordatorio de las muchas mujeres que han sufrido en silencio a causa de la violencia de género. La reactivación de este caso no solo busca justicia para Trinidad y su hija, sino que también pone de relieve la importancia de abordar el problema del maltrato y la violencia en el hogar. A medida que avanza la investigación, la sociedad observa con la esperanza de que se haga justicia y que se brinde un cierre a una historia que ha dejado una profunda huella en la comunidad.
