La exvocalista de La Oreja de Van Gogh, Leire Martínez, ha compartido una experiencia impactante que refleja el machismo estructural presente en la industria musical. Durante una charla en el festival BIME, Martínez recordó un episodio en el que el presidente de su compañía discográfica hizo un comentario inapropiado sobre su cuerpo mientras celebraban un éxito musical. Esta anécdota no solo pone de manifiesto la falta de respeto hacia las mujeres en el ámbito laboral, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre la necesidad de un cambio en la cultura de la música.
### Un Comentario Inaceptable
El relato de Martínez es un claro ejemplo de cómo el machismo se manifiesta en situaciones cotidianas. La cantante recordó que, mientras celebraban un número uno en las listas, el presidente de la compañía le dijo: «¡Qué tetas tienes!». Este comentario, que puede parecer trivial para algunos, es una muestra de la cosificación que muchas mujeres enfrentan en la industria. A pesar de estar rodeada de hombres en ese momento, ninguno de ellos se atrevió a intervenir o a defenderla, lo que subraya la complicidad que a menudo existe en estas situaciones.
Martínez, sin embargo, no se quedó callada. Su respuesta fue contundente: «Sí, tengo dos grandes tetas y tantas otras virtudes que jamás vas a ser capaz de apreciar». Este acto de defensa personal no solo es admirable, sino que también resalta la importancia de que las mujeres se empoderen y hablen en situaciones de abuso o discriminación. La cantante enfatizó que el cambio no puede depender únicamente de las mujeres; es crucial que los hombres también actúen cuando sean testigos de comportamientos inapropiados.
### La Necesidad de un Cambio Cultural
La charla en la que participó Martínez no solo se centró en su experiencia personal, sino que también abordó el liderazgo femenino en la música. La cantante chilena Francisca Valenzuela, quien también estuvo presente, compartió sus propias vivencias de abuso y discriminación en la industria. Valenzuela recordó momentos en los que sufrió tocamientos no deseados y situaciones en las que le pedían que se desnudara. Estas experiencias son un recordatorio de que el machismo no es un problema aislado, sino una realidad que afecta a muchas mujeres en diferentes contextos.
Ambas artistas coincidieron en que la mejor forma de enfrentar estas situaciones es tener la opción de elegir y la libertad de alejarse de ambientes tóxicos. La industria musical, al igual que muchas otras, necesita una transformación cultural que promueva el respeto y la igualdad de género. Esto implica no solo crear espacios seguros para las mujeres, sino también educar a los hombres sobre la importancia de ser aliados en la lucha contra el machismo.
Martínez también reflexionó sobre su tiempo en La Oreja de Van Gogh, donde estuvo durante 17 años. A pesar de su éxito, sintió que su voz no siempre era escuchada y que su criterio era silenciado. Este tipo de dinámicas son comunes en muchas industrias, donde las mujeres a menudo tienen que luchar por ser reconocidas y valoradas en igualdad de condiciones que sus colegas masculinos. La cantante expresó que, al aceptar su rol en el grupo, muchas cosas se silenciaron, lo que la llevó a una profunda reflexión sobre su lugar en la música.
La conversación sobre el machismo en la industria musical es más relevante que nunca. Las experiencias de artistas como Leire Martínez y Francisca Valenzuela son un llamado a la acción para todos los involucrados en el mundo de la música. Es fundamental que tanto hombres como mujeres trabajen juntos para erradicar el machismo y crear un entorno donde todos puedan prosperar sin miedo a ser discriminados o menospreciados.
La industria musical tiene el poder de influir en la sociedad y, por lo tanto, debe ser un ejemplo de igualdad y respeto. Las voces de las mujeres deben ser escuchadas y valoradas, no solo en el escenario, sino también en las salas de juntas y en todas las decisiones que afectan su carrera. La lucha por la igualdad de género en la música es un camino largo, pero cada paso cuenta y cada voz importa. La historia de Leire Martínez es solo una de muchas que deben ser contadas y escuchadas para que el cambio sea posible.
