La celebración de las Hogueras de San Juan en Tenerife ha resurgido con fuerza en 2025, tras dos años de restricciones que limitaron la festividad en varias localidades de la isla. Este año, los municipios tinerfeños han disfrutado de un ambiente festivo renovado, donde la tradición y la comunidad se han entrelazado para dar vida a una de las noches más esperadas del año. La Noche de San Juan, que se celebra cada 24 de junio, es un evento que simboliza la llegada del verano y la purificación a través del fuego, y este año ha sido especialmente significativo para los vecinos de María Jiménez y Tacoronte, quienes han recuperado sus hogueras con entusiasmo y alegría.
La fiesta en María Jiménez ha sido un ejemplo de cómo la comunidad puede unirse para revivir tradiciones. Después de dos años de prohibiciones impuestas por el Cabildo de Tenerife, los jóvenes del barrio se organizaron en una nueva asociación vecinal con el objetivo de recuperar las hogueras. Liderados por César Castellano, los vecinos lograron establecer un diálogo con las autoridades locales, lo que resultó en la autorización de varias hogueras en el barrio. Este esfuerzo colectivo no solo ha permitido la celebración de la festividad, sino que también ha fortalecido el sentido de comunidad y pertenencia entre los residentes.
El ambiente en María Jiménez fue electrizante. Con hogueras encendidas a las 9:30 de la noche, los vecinos se reunieron alrededor del fuego, compartiendo risas y recuerdos. La participación de los más jóvenes fue notable, ya que se encargaron de apilar la leña y preparar el espacio para la celebración. La tradición de las hogueras, que simboliza la purificación y la renovación, se vivió intensamente, y la comunidad se sintió unida en torno a este ritual ancestral.
### Tradiciones y Cambios en Otras Localidades
En Tacoronte, la celebración también marcó un regreso a la normalidad. La hoguera en el barrio de San Juan, que lleva el nombre del santo que se conmemora, fue la única autorizada en la localidad. Este cambio de postura por parte de las autoridades se debió a la importancia cultural de la festividad, que ha sido parte de la identidad del pueblo durante generaciones. La consejera del Medio Natural, Blanca Pérez, reconoció la necesidad de permitir estas celebraciones, destacando su valor en la tradición local.
Puerto de la Cruz, por su parte, experimentó un cambio significativo en la ubicación de su celebración. La fiesta se trasladó de Playa Jardín a Martiánez, una decisión que se tomó para minimizar el impacto ambiental de la festividad. Las autoridades locales explicaron que la nueva ubicación permitiría una mejor gestión de los residuos generados durante la celebración, lo que refleja un enfoque más responsable hacia el medio ambiente. A pesar de este cambio, la festividad mantuvo su esencia, con un ambiente festivo que atrajo a numerosos visitantes.
Icod de los Vinos también se destacó por su singular tradición de los hachitos, donde los vecinos cuelgan latas llenas de combustible en forma de corazón y cruz. Esta tradición, que se remonta a la década de 1920, es un símbolo de la cultura local y se ha mantenido viva a lo largo de los años. En Garachico, la playa de El Muelle se convirtió en un punto de encuentro para los que deseaban participar en el tradicional baño de la Noche de San Juan, una costumbre que simboliza la purificación y el renacer.
En el área metropolitana, el municipio de El Rosario no pudo celebrar su tradicional hoguera flotante en Tabaiba debido a restricciones en el acceso a la costa. Sin embargo, la playa de Punta Larga se llenó de vecinos y visitantes que disfrutaron de un ambiente familiar, a pesar de la ausencia de música y hogueras. En Granadilla, la celebración incluyó hogueras institucionales y música en vivo, creando un ambiente festivo que atrajo a muchos a las costas de El Médano y Los Abrigos.
La fiesta de San Juan en Arona fue otra de las celebraciones destacadas, con un pasacalle que animó las calles y culminó en el encendido de la hoguera municipal. La participación de grupos musicales locales contribuyó a crear un ambiente festivo y de camaradería entre los asistentes.
La Noche de San Juan en Tenerife no solo es una celebración de fuego y música, sino también un momento de unión y renacimiento para las comunidades. Este año, la recuperación de las hogueras ha sido un símbolo de esperanza y resiliencia, mostrando cómo las tradiciones pueden adaptarse y florecer incluso después de tiempos difíciles. La participación activa de los vecinos, especialmente de los más jóvenes, ha sido fundamental para revitalizar estas costumbres, asegurando que la magia de San Juan continúe viva en el corazón de Tenerife.
