La gestión de la dana que afectó a Valencia el 29 de octubre ha sido objeto de un intenso escrutinio, especialmente en lo que respecta a la cronología de los eventos y las decisiones tomadas por las autoridades. A medida que se desentrañan los detalles de aquel día fatídico, surgen nuevas versiones que ponen en tela de juicio las narrativas previamente aceptadas. En este contexto, la figura de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat Valenciana, ha cobrado protagonismo, especialmente por su comportamiento durante la crisis.
### La Cronología de los Hechos
La jornada del 29 de octubre comenzó con un aviso temprano de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que elevó el nivel de riesgo a rojo a las 9:41. Este fue el primer indicio de que la situación podría volverse crítica. A las 12:20, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) declaró la alerta hidrológica en el barranco del Poyo, y poco después, a las 15:00, se solicitó la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) por primera vez. Sin embargo, la atención se centró en la comida que Mazón estaba teniendo en el restaurante El Ventorro, donde se encontraba con la periodista Maribel Vilaplana.
A las 17:00, se constituyó el Centro de Coordinación de Emergencias (Cecopi), y a las 18:49, la riada comenzó a afectar a l’Horta Sud. A pesar de la gravedad de la situación, Mazón continuó en El Ventorro, donde recibió varias llamadas de la consellera de Emergencias, Salomé Pradas. La primera de estas llamadas se produjo a las 17:37, y aunque la versión inicial indicaba que Mazón había regresado a su despacho en el Palau, la nueva cronología sugiere que continuó en el restaurante durante al menos otras dos llamadas a las 18:16 y 18:25.
### Nuevas Revelaciones y Contradicciones
La periodista Maribel Vilaplana ha aportado una nueva versión de los eventos, sugiriendo que el final de la comida se produjo más tarde de lo que se había indicado anteriormente. Según su relato, el encuentro concluyó entre las 18:30 y las 18:45, lo que contradice las afirmaciones iniciales de que Mazón había regresado al Palau antes de las 18:00. Esta discrepancia ha llevado a cuestionar la gestión de la crisis y la respuesta del presidente ante la emergencia.
Vilaplana también ha señalado que durante la comida, Mazón recibió múltiples llamadas que interrumpieron su conversación, pero que no mostró preocupación alguna por la situación. Este detalle ha generado críticas, ya que muchos consideran que la falta de urgencia en su comportamiento es inaceptable dado el contexto de la crisis. La nueva cronología ha revelado que, de los 12 minutos y 42 segundos de conversación telefónica entre Mazón y Pradas, más de 10 minutos ocurrieron mientras el presidente aún estaba en El Ventorro.
La Generalitat ha mantenido que Mazón llegó al Palau a las 18:00, pero la falta de evidencia que respalde esta afirmación ha alimentado la controversia. Las grabaciones de seguridad del Palau han sido borradas, lo que ha dificultado la verificación de su ubicación durante ese tiempo crítico. Además, el registro de llamadas de Mazón muestra un notable descenso en su actividad telefónica entre las 18:48 y las 19:43, lo que plantea más preguntas sobre su gestión durante la crisis.
La situación se complica aún más con la revelación de que Mazón no respondió a varios intentos de comunicación de Pradas durante ese período, lo que sugiere que su atención no estaba centrada en la emergencia. A pesar de la gravedad de la situación, el presidente no parece haber alterado sus planes, lo que ha llevado a muchos a cuestionar su compromiso con la gestión de la crisis.
### Implicaciones Políticas y Sociales
Las revelaciones sobre la gestión de la dana han tenido un impacto significativo en el ámbito político. La oposición ha exigido la comparecencia de Mazón en el Congreso para aclarar su papel durante la crisis. La falta de claridad en la cronología de los eventos ha alimentado la percepción de que las autoridades no estaban preparadas para manejar la situación de manera efectiva.
La crisis también ha puesto de manifiesto la importancia de una comunicación clara y efectiva durante situaciones de emergencia. La confusión en torno a los horarios y las decisiones tomadas ha generado desconfianza entre la población, que espera una respuesta rápida y eficiente de sus líderes en momentos de crisis. La gestión de la dana no solo ha sido un desafío para Mazón, sino que también ha resaltado la necesidad de mejorar los protocolos de emergencia y la coordinación entre las diferentes autoridades.
A medida que se continúan investigando los eventos del 29 de octubre, es probable que surjan más detalles que podrían cambiar la percepción pública sobre la gestión de la crisis. La presión sobre Mazón y su equipo para proporcionar respuestas claras y transparentes seguirá aumentando, y la forma en que manejen esta situación podría tener repercusiones significativas en su futuro político.