Desde la mañana del miércoles, los militantes de Junts han sido convocados a participar en una consulta interna que podría marcar un hito en la política catalana. La decisión a tomar es crucial: ratificar o no la ruptura del acuerdo de investidura con el PSOE, liderado por Pedro Sánchez. Este proceso de votación se extenderá hasta el jueves a las 18 horas, momento en el que se anunciarán los resultados. La pregunta que deberán responder los cerca de 6.500 miembros de la formación es clara: «¿Estás de acuerdo con la propuesta de la dirección ejecutiva nacional de dar por finalizado el acuerdo de investidura con el PSOE ante los reiterados incumplimientos de sus compromisos?».
La dirección de Junts, encabezada por Carles Puigdemont, ha mostrado un apoyo unánime a esta decisión, respaldada por el 93% del consejo nacional que se reunió recientemente en Perpiñán, Francia. Sin embargo, la participación en esta consulta es un factor que podría influir en la interpretación de los resultados. Aunque se espera un apoyo mayoritario a la propuesta de ruptura, la baja participación podría ser vista como un mensaje de alerta hacia la cúpula del partido.
La historia reciente de Junts está marcada por tensiones internas y un creciente descontento entre sus bases. Alcaldes y otros miembros destacados han expresado la necesidad de un cambio en la dirección del partido, especialmente ante el ascenso de Aliança Catalana, un nuevo actor en el panorama político catalán. Esta situación ha llevado a la cúpula de Junts a tomar decisiones estratégicas que podrían redefinir su papel en el Congreso y su relación con el gobierno español.
La última consulta a la militancia, que tuvo lugar hace un año, resultó en un apoyo del 86% para el acuerdo firmado con el PSOE en Bruselas. En esa ocasión, el 67% de los militantes participó en la votación, lo que demuestra que la movilización de las bases es un aspecto crucial en la política de Junts. En contraste, la votación anterior sobre la permanencia en el Govern de Pere Aragonès mostró una división significativa, con un 55% a favor de la ruptura y un 42% optando por continuar en el Ejecutivo catalán. Este tipo de decisiones reflejan la complejidad de la situación interna del partido y la necesidad de una dirección clara.
Por otro lado, la situación política en Cataluña se complica aún más con la reciente decisión de Junts de no respaldar los Presupuestos Generales del Estado y de concluir la mesa de diálogo en Suiza. Estas acciones son vistas como un intento de reafirmar su posición soberanista y de distanciarse del PSOE, que ha sido criticado por no cumplir con los compromisos adquiridos. La dirección de Junts busca así consolidar su base de apoyo y evitar una mayor fragmentación interna.
La votación de este miércoles es, por tanto, un momento decisivo para Junts. La cúpula del partido espera que la mayoría de sus militantes respalden la ruptura con el PSOE, pero la incertidumbre sobre la participación genera inquietud. Un bajo nivel de participación podría interpretarse como un descontento generalizado con la dirección actual del partido, lo que podría tener repercusiones en futuras decisiones estratégicas.
En este contexto, es importante destacar que la política catalana está en constante evolución. La aparición de nuevos partidos y movimientos, así como el cambio en las dinámicas de poder, obligan a formaciones como Junts a adaptarse y a reconsiderar sus alianzas. La consulta interna no solo es un reflejo de la situación actual del partido, sino también un indicador de hacia dónde se dirigen las fuerzas políticas en Cataluña.
A medida que se acerca la fecha de cierre de la votación, todos los ojos están puestos en Junts y en la decisión que tomarán sus militantes. La respuesta a la pregunta planteada podría tener un impacto significativo en el futuro político de Cataluña y en la relación entre Junts y el gobierno español. La incertidumbre y la tensión en el ambiente político catalán son palpables, y la consulta de Junts es solo una de las muchas piezas en este complejo rompecabezas.
