La historia del cabo Luis Valcarce es un ejemplo de valentía y dedicación en el servicio público. En la madrugada del 29 de octubre, mientras la tormenta azotaba la región, Valcarce y su unidad de la Guardia Civil de València recibieron un aviso crítico: un coche había quedado atrapado bajo un puente en el barranco del Poyo, cerca de Paiporta. A pesar de las adversas condiciones climáticas y del peligro inminente, Valcarce no dudó en lanzarse al agua en un acto heroico que le valió la medalla al Mérito en la Guardia Civil con distintivo rojo, uno de los más altos reconocimientos del cuerpo.
### Un rescate arriesgado
El contexto de la situación era alarmante. Las lluvias torrenciales habían desbordado ríos y barrancos, arrastrando todo a su paso y poniendo en riesgo la vida de muchas personas. La fuerza del agua era devastadora, y el cabo Valcarce, junto a un compañero, se ató con cuerdas y se lanzó al barranco. «Pensé en aquella persona que aún podía estar viva dentro del coche», recordó Valcarce, quien se enfrentó a la corriente con determinación.
Al llegar al vehículo, encontraron a un hombre que sufría de hipotermia severa, atrapado y sin fuerzas. Valcarce tuvo que esposarlo para poder cargarlo a su espalda y nadar de regreso a la seguridad. Durante el trayecto, la preocupación por su propia vida se mezclaba con el pensamiento en su hija, lo que le dio la fuerza necesaria para continuar. «Pensé en mi hija y en cuánto la quiero porque pensaba que no salíamos», confesó Valcarce, reflejando la angustia y la determinación que lo impulsaron a seguir adelante.
El regreso fue crítico. La corriente arrastraba árboles y escombros, y cualquier obstáculo podría haber significado el fin para los tres. Sin embargo, la valentía de sus compañeros, quienes también se lanzaron al rescate, fue fundamental. Juntos, lograron tirar de la cuerda y llevar a Valcarce y al hombre rescatado de vuelta a la orilla. Este acto de heroísmo no solo salvó una vida, sino que también unió a los miembros de la Guardia Civil en un esfuerzo colectivo por ayudar a quienes más lo necesitaban.
### Un homenaje a los caídos y a los héroes
La entrega de la medalla al Mérito en la Guardia Civil tuvo lugar en un evento emotivo en Utiel, un lugar simbólico que había sido testigo de la tragedia provocada por la dana. En esta celebración, se recordó a los compañeros caídos en el cumplimiento de su deber, así como a aquellos que, como Valcarce, se han destacado por su valentía. El general de la Guardia Civil, Arturo Prieto, destacó la importancia de recordar a los que han perdido la vida en el servicio y la necesidad de honrar a quienes continúan arriesgando sus vidas por el bienestar de los demás.
El acto no solo fue un reconocimiento a Valcarce, sino también a todos los agentes que participaron en los rescates durante la tormenta. La comunidad de Utiel, que aún se recupera de las secuelas de la riada, se unió en un homenaje a los guardias civiles, agradeciendo su valentía y dedicación. María Isabel, una residente local, junto a sus nietos, colocó una corona de flores en honor a los caídos, simbolizando el agradecimiento de toda una comunidad.
La celebración del 12 de octubre, día de la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil, se convirtió en un momento de reflexión y reconocimiento. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, también estuvo presente, mostrando su apoyo y empatía hacia los agentes y la comunidad afectada. Su discurso, cargado de emoción, resaltó la importancia de la labor de los guardias civiles, quienes, a pesar de las condiciones adversas, se lanzan al rescate de quienes lo necesitan.
El evento fue un recordatorio de que, en tiempos de crisis, la solidaridad y el heroísmo pueden prevalecer. La historia del cabo Luis Valcarce es solo una de muchas que ilustran el compromiso de los miembros de la Guardia Civil con la seguridad y el bienestar de la sociedad. Su valentía y dedicación son un ejemplo a seguir, inspirando a otros a actuar con coraje y determinación en momentos de necesidad. En un mundo donde la adversidad puede surgir en cualquier momento, la historia de Valcarce resuena como un faro de esperanza y humanidad.