El sector vitivinícola europeo se encuentra en una encrucijada crítica debido a las negociaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos. El Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV), que representa a las principales organizaciones del sector, ha expresado su preocupación por la posibilidad de que se mantenga un arancel del 15% sobre el vino europeo. Esta medida podría resultar en una caída del 10% en las ventas hacia el mercado estadounidense, que es el principal destino extracomunitario para los vinos envasados de España, tanto tranquilos como espumosos.
La advertencia proviene de José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV), quien enfatiza la importancia de este mercado para las bodegas españolas. En 2024, Estados Unidos se posicionó como el primer mercado exterior para el vino español, y cualquier retroceso en este ámbito podría tener consecuencias devastadoras para el sector. Además, la combinación de un arancel elevado con una desfavorable paridad euro-dólar, que actualmente ronda el 15%, podría amplificar el impacto negativo sobre los márgenes de las bodegas.
La preocupación no se limita a la reducción de ventas directas. Los expertos del sector temen que estos costos adicionales no solo afecten las transacciones inmediatas, sino que también puedan provocar una pérdida sostenida de cuota de mercado. Esto, a su vez, podría dañar las relaciones comerciales con distribuidores y operadores estadounidenses, que son fundamentales para el éxito de las bodegas europeas en el extranjero.
Marzia Varvaglione, presidenta del CEEV, ha subrayado que aún no se conocen los detalles del acuerdo comercial y ha expresado su expectativa sobre qué productos agrícolas serán finalmente incluidos en el pacto libre de aranceles. Varvaglione ha recordado que el vino genera beneficios tanto para los productores europeos como para los estadounidenses, y que ambos lados han defendido históricamente el libre comercio para este producto. Los datos respaldan esta afirmación: por cada dólar que una bodega europea obtiene exportando vino a EE.UU., los sectores de distribución, logística y hostelería de ese país generan 4,50 dólares, lo que convierte al vino en un producto con un fuerte efecto multiplicador y de importancia estratégica compartida.
Ignacio Sánchez Recarte, secretario general del CEEV, ha reconocido que el reciente anuncio del nuevo acuerdo comercial ha despejado parte de la incertidumbre en las relaciones transatlánticas. Sin embargo, ha advertido que excluir al vino del acuerdo “cero por cero” sería un error con consecuencias graves. Recarte ha instado a los negociadores a actuar con determinación y a no dejar de lado a un sector que ha sido un pilar del crecimiento, la cooperación y el valor añadido en el comercio entre ambas potencias.
La situación actual plantea un desafío significativo para el sector vitivinícola europeo, que ha luchado durante años por establecerse en el mercado estadounidense. La posibilidad de un arancel elevado no solo amenaza las ventas, sino que también podría afectar la percepción del vino europeo en un mercado que ha mostrado un creciente interés por los productos de calidad. La industria vitivinícola ha trabajado arduamente para construir relaciones sólidas con los consumidores y distribuidores en EE.UU., y cualquier retroceso podría deshacer años de esfuerzo y dedicación.
Además, el impacto de los aranceles no se limitaría a las bodegas. La industria del vino en Europa es un motor económico que genera empleo y riqueza en diversas regiones. La reducción de las exportaciones podría tener un efecto dominó, afectando a los trabajadores en la producción, distribución y venta de vino. La pérdida de cuota de mercado en EE.UU. podría llevar a una disminución de la inversión en el sector, lo que a su vez podría afectar la innovación y la calidad de los productos ofrecidos.
Por otro lado, la situación también presenta una oportunidad para que el sector vitivinícola europeo se una y haga frente a este desafío de manera colectiva. La colaboración entre las diferentes organizaciones y bodegas podría ser clave para presionar a los negociadores y asegurar que el vino quede exento de aranceles en el nuevo acuerdo comercial. La unidad en la defensa de los intereses del sector podría ser un factor determinante para lograr un resultado favorable.
En resumen, el futuro del vino europeo en el mercado estadounidense pende de un hilo debido a las negociaciones comerciales en curso. La posibilidad de mantener un arancel del 15% representa una amenaza significativa para un sector que ha demostrado ser vital para la economía europea. La presión sobre los negociadores para que se adopte un enfoque de “cero por cero” es más urgente que nunca, ya que el bienestar de miles de bodegas y trabajadores depende de ello.