La gestión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, durante el verano de 2025 ha estado marcada por un notable cambio en su agenda y en su relación con la ciudadanía. A diferencia del año anterior, donde su presencia en eventos festivos era constante, este año ha optado por una estrategia más sobria y centrada en la gestión de la crisis provocada por la dana, que dejó una profunda huella en la Comunitat Valenciana.
**Un Verano de Gestión y Controversia**
El verano de 2025 ha sido un periodo complicado para Mazón, quien ha tenido que lidiar con las secuelas de la devastadora riada del 29 de octubre de 2024, que cobró la vida de 228 personas. La gestión de esta emergencia ha sido objeto de críticas tanto de la oposición como de su propio partido, lo que ha llevado al presidente a adoptar un perfil bajo y a evitar situaciones que pudieran generar controversia. En lugar de participar en festividades y celebraciones locales, su agenda se ha centrado en visitas a obras de reconstrucción, firmas de convenios y reuniones con alcaldes de las zonas afectadas.
La estrategia de Mazón parece estar orientada a recuperar la confianza de la ciudadanía a través de la gestión efectiva de la crisis. Sin embargo, su ausencia en eventos festivos ha generado un vacío en su imagen pública. En años anteriores, el presidente disfrutaba de una relación cercana con la gente, participando activamente en fiestas patronales y eventos culturales. Este año, sin embargo, ha optado por mantenerse alejado de estas actividades, lo que ha sido interpretado como un intento de evitar la confrontación y las críticas.
**La Relación con la Ciudadanía: Un Cambio Abrupto**
La relación de Mazón con la ciudadanía ha cambiado drásticamente desde la tragedia de octubre. Antes, su presencia en la calle era bien recibida y su popularidad estaba en ascenso. Sin embargo, tras la riada, su figura se ha visto cuestionada y su conexión con la gente se ha debilitado. Las manifestaciones de protesta, que comenzaron poco después de la tragedia, han continuado, y el grito de ‘Mazón dimisión’ resuena en las calles, especialmente en las áreas más afectadas.
El presidente ha intentado distanciarse de los medios de comunicación y de la opinión pública, lo que ha generado un clima de incertidumbre en torno a su liderazgo. A pesar de que la presión social ha disminuido en los últimos meses, la sombra de la dana sigue presente, y Mazón se enfrenta a un futuro incierto. La reactivación de la actividad política en otoño, con la celebración del 9 d’Octubre, representa un desafío significativo, ya que será una oportunidad para que el presidente se exponga nuevamente a la ciudadanía.
La falta de participación de Mazón en eventos emblemáticos, como las fiestas de Moros y Cristianos o la romería de la Santa Faz, ha sido notable. En su lugar, ha optado por centrarse en la gestión de la crisis, lo que ha llevado a una percepción de que está evitando el contacto directo con la ciudadanía. Esta estrategia puede ser vista como una medida de precaución, pero también ha contribuido a la percepción de un líder distante y desconectado de las preocupaciones de la gente.
A medida que se acerca el aniversario de la dana, se espera que las asociaciones de víctimas organicen nuevas movilizaciones, lo que podría poner a Mazón en una posición aún más complicada. La falta de un acto conmemorativo por parte de la Generalitat podría intensificar las críticas hacia su gestión y su relación con las víctimas.
En resumen, el verano de 2025 ha sido un periodo de reflexión y gestión para Carlos Mazón, quien ha tenido que navegar por un mar de críticas y descontento social. Su decisión de evitar eventos festivos y centrarse en la reconstrucción puede ser vista como una estrategia necesaria, pero también ha contribuido a una imagen de un líder que se ha alejado de la ciudadanía en un momento en que más se necesita su presencia y apoyo.