La situación del cribado de cáncer de mama en la Comunidad Valenciana ha generado preocupación y descontento entre las mujeres que dependen del sistema de salud pública. Un caso emblemático es el de Pepa Llorca, una mujer de 64 años que, tras esperar dos años para recibir la invitación para una mamografía, decidió acudir a la sanidad privada debido a la falta de respuesta del sistema público. Su diagnóstico de cáncer de mama llegó tarde, lo que resalta las deficiencias en el programa de cribado que debería haber funcionado de manera más eficiente.
### La Experiencia de Pepa Llorca
Pepa Llorca es un ejemplo de cómo la burocracia y la falta de comunicación pueden tener consecuencias fatales. A pesar de haber estado en el programa de cribado desde que cumplió la edad requerida, no recibió la invitación para su mamografía en 2023. Cuando comenzó a sentir molestias, optó por hacerse la prueba en la sanidad privada, donde se confirmó su diagnóstico de cáncer de mama. A pesar de que su tumor era de lento desarrollo, lo que le permitió recibir tratamiento a tiempo, Pepa se siente frustrada y abandonada por el sistema de salud pública. «No entiendo la dejación con la sanidad pública», expresa, subrayando que ha notado un empeoramiento en el sistema en los últimos años.
La falta de seguimiento y la demora en las citaciones no son casos aislados. Otras mujeres en la Comunidad Valenciana han compartido experiencias similares, donde la espera para una mamografía se ha extendido más allá de lo razonable. Esperanza Espada, por ejemplo, también tuvo que recurrir a la sanidad privada tras esperar dos años para ser llamada. Aunque su resultado fue negativo, la experiencia la dejó con una sensación de inseguridad y desconfianza hacia el sistema público.
### Datos Alarmantes sobre el Cribado
Según datos oficiales de la Conselleria de Sanidad, en 2024, más de 90,000 mujeres no fueron citadas para realizarse una mamografía, un hecho que se ha repetido en años anteriores. En 2017 y 2018, las cifras de mujeres que no recibieron su citación fueron igualmente alarmantes, con 98,157 y 86,055 mujeres respectivamente. Esta situación ha llevado a críticas tanto de la oposición política como de los propios profesionales de la salud, quienes señalan que no es un problema de falta de voluntad, sino de recursos insuficientes.
El conseller de Sanidad, Marciano Gómez, ha denunciado en varias ocasiones el abandono de las mujeres que deberían haberse sometido a estas pruebas. A pesar de los compromisos de la Generalitat de mejorar la comunicación y el seguimiento de los resultados de las mamografías, la realidad es que muchas mujeres siguen enfrentándose a la incertidumbre y al miedo de un diagnóstico tardío.
La importancia de la prevención en el cáncer de mama no puede subestimarse. Pepa Llorca, en su testimonio, enfatiza que el tratamiento es mucho más costoso y complicado que la detección temprana. Sin embargo, la falta de recursos y la presión sobre los hospitales públicos han llevado a un sistema que, en teoría, debería ser infalible, a fallar en su misión de proteger la salud de las mujeres.
La situación actual plantea preguntas sobre el futuro del sistema de salud pública en la Comunidad Valenciana. ¿Cómo se puede garantizar que todas las mujeres tengan acceso a pruebas de detección temprana? ¿Qué medidas se están tomando para evitar que casos como el de Pepa Llorca se repitan? La respuesta a estas preguntas es crucial para asegurar que la salud de las mujeres no se convierta en una estadística más en un sistema que parece estar colapsando bajo la presión de la demanda y la falta de recursos.
La comunidad médica y las asociaciones de mujeres han comenzado a alzar la voz, pidiendo una revisión del sistema de cribado y una mayor inversión en la sanidad pública. La prevención y la detección temprana son esenciales para reducir la mortalidad por cáncer de mama, y es imperativo que las autoridades tomen medidas inmediatas para abordar esta crisis. La salud de miles de mujeres depende de ello.