El mundo del crimen organizado ha evolucionado a lo largo de los años, pero los atracadores de bancos profesionales parecen ser una especie en extinción. A pesar de que muchos de ellos podrían estar disfrutando de su jubilación, algunos eligen continuar con su vida delictiva. Este es el caso de Alessandro S., un atracador italiano con una larga trayectoria en el robo a bancos, quien fue el protagonista de un audaz atraco en Málaga que dejó a las autoridades en alerta máxima.
### La Vigilancia Meticulosa de un Atracador Experimentado
Alessandro, un veterano en el mundo del crimen, había sido responsable de una serie de robos en el pasado, logrando asaltar nueve bancos en un corto período de tiempo. Cuando la Policía Nacional de Algeciras recibió información sobre sus movimientos, decidieron ponerlo bajo vigilancia. Acompañado por su pareja, una mujer española, Alessandro comenzó a realizar una serie de vigilancias en diferentes sucursales bancarias en las provincias de Cádiz y Málaga.
Durante casi tres semanas, los investigadores observaron cómo el atracador tomaba medidas de seguridad extremas. Utilizaba un coche que no estaba a su nombre y vivía en una urbanización que no figuraba en los registros policiales. Su rutina diaria se asemejaba a la de un jubilado, lo que le permitía pasar desapercibido mientras controlaba los horarios de apertura de los bancos y la frecuencia de las patrullas policiales.
Los agentes de la policía se dieron cuenta de que Alessandro no estaba solo. Un segundo hombre, también de origen italiano y con antecedentes delictivos, se unió a él. Esto fue una señal clara de que el atraco estaba en marcha. La mañana del 26 de junio, los policías se posicionaron cerca del banco en Estación de Cártama, listos para observar el desenlace de la operación que habían estado siguiendo.
### La Ejecución del Atraco: Un Plan Bien Orquestado
A las ocho de la mañana, el banco abrió sus puertas. En un movimiento coordinado, Alessandro y su cómplice llegaron en una motocicleta robada. El video de seguridad muestra cómo uno de los atracadores entra en el banco apenas siete segundos después de que un empleado abre la puerta. Con una pistola en mano, amenazan a los empleados y los obligan a llevarlos a la caja fuerte.
La calma y la profesionalidad de los atracadores son evidentes. Los policías que los observaban sabían que estos delincuentes eran experimentados y actuaban con templanza. Utilizaban técnicas de “supresión de pruebas”, ocultando su identidad con pelucas, gafas de sol y guantes para evitar dejar huellas dactilares. Este tipo de preparación es común entre los atracadores profesionales, quienes son conscientes de que las cámaras de seguridad son una amenaza constante.
Durante el atraco, los delincuentes inmovilizan a uno de los empleados, obligándolo a arrodillarse y luego a tumbarse boca abajo, mientras que la otra empleada es forzada a abrir la caja fuerte. Conociendo los tiempos de retardo para abrirla, los atracadores permanecen tranquilos, llenando sus bolsas con un botín que asciende a 108.500 euros. Después de aproximadamente veinte minutos, logran salir del banco, llevando consigo no solo el dinero, sino también las armas simuladas que utilizaron durante el atraco.
Sin embargo, su éxito fue efímero. A pocos metros de la sucursal, los policías que habían estado observando el atraco desde dentro, como un caballo de Troya, se lanzaron sobre ellos. Mientras tanto, la mujer que había estado esperando en el coche fue detenida por las autoridades, con el motor aún en marcha, lista para escapar.
Este caso pone de relieve no solo la audacia de los atracadores, sino también la eficacia de las fuerzas de seguridad en la vigilancia y captura de criminales. La combinación de experiencia, planificación meticulosa y la intervención oportuna de la policía resultó en la detención de un grupo que, a pesar de su veteranía, no pudo escapar de la justicia. En un mundo donde el crimen parece estar en constante evolución, la historia de Alessandro S. y su atraco en Málaga es un recordatorio de que, aunque los métodos pueden cambiar, la vigilancia y la estrategia policial siguen siendo fundamentales en la lucha contra el crimen.