El aeropuerto de Valencia, conocido como Manises, ha estado en el centro de atención durante más de un año debido a un proyecto de ampliación que Aena ha prometido para el próximo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA III), que comenzará en 2027. Esta expansión es una demanda constante desde el ámbito político valenciano, especialmente ante la falta de detalles y la revelación de otros proyectos aeroportuarios en España, como el de Barcelona-El Prat. La necesidad de esta ampliación se ve respaldada por dos realidades: por un lado, Manises es el aeropuerto más saturado de España en términos de capacidad, y por otro, está experimentando un crecimiento significativo en el número de pasajeros.
**Crecimiento de Pasajeros y Saturación de Capacidad**
Las cifras de tráfico aéreo en el aeropuerto de Valencia son alarmantes. A pesar de las mejoras realizadas en 2023, que incluyeron reformas en el control de seguridad, el aeropuerto cerró 2024 con 10,81 millones de pasajeros, superando en más de 300,000 usuarios el límite oficial de 10,5 millones establecido por Aena. Esto significa que Manises está operando al 103% de su capacidad, un hecho sin precedentes entre los principales aeropuertos de España. En comparación, el aeropuerto de Barcelona, que también superó su capacidad máxima, lo hizo por un margen mucho menor, con solo 30,000 pasajeros adicionales.
La saturación de Manises se hace aún más evidente cuando se comparan sus cifras con otros aeropuertos. Madrid-Barajas, por ejemplo, registró un tráfico de 66 millones de pasajeros en 2024, lo que representa un 94% de su capacidad máxima. Otros aeropuertos, como Málaga y Tenerife Sur, se mantienen por debajo del 86% de su capacidad. Esta situación resalta la urgencia de una ampliación en Valencia, ya que el aeropuerto no solo está sobrecargado, sino que también está viendo un crecimiento continuo en el número de pasajeros.
Desde el inicio de 2025, Manises ha superado los 4,5 millones de pasajeros, lo que representa un incremento del 11,6%, el mayor crecimiento en el país. Este aumento se debe en gran parte a un tráfico internacional que está mejorando a un ritmo notable, casi triplicando la media de crecimiento de la red de aeropuertos de Aena en España. Con la llegada del verano, que se prevé como un periodo récord, se estima que el número total de pasajeros podría superar los 11,5 millones a finales de año.
**Demandas Políticas y Económicas**
La falta de información sobre el proyecto de ampliación ha llevado a la consellera de Turismo, Marián Cano, a criticar al Gobierno, exigiendo acciones concretas en lugar de promesas vacías. En este contexto, un informe de las Cámaras de Comercio de la Comunitat Valenciana ha puesto de manifiesto las graves consecuencias económicas de no llevar a cabo la ampliación. Según el informe, la falta de acción podría costar más de 933 millones de euros al año, además de la pérdida de cuatro millones de viajeros anuales y el riesgo de 17,000 empleos.
La presión política para que se concrete el proyecto de ampliación es cada vez más intensa. Los líderes valencianos están subrayando la importancia de actuar rápidamente para evitar que el aeropuerto de Valencia se convierta en un cuello de botella para el crecimiento económico de la región. La saturación actual no solo afecta la experiencia de los pasajeros, sino que también tiene implicaciones más amplias para el turismo y la economía local.
A medida que se acerca el verano, la necesidad de una solución se vuelve más apremiante. La combinación de un crecimiento sin precedentes en el número de pasajeros y la incapacidad del aeropuerto para manejar este volumen está creando un escenario insostenible. Las autoridades deben actuar con rapidez para garantizar que el aeropuerto de Valencia pueda seguir siendo un motor de crecimiento para la región y no un obstáculo.
En resumen, el aeropuerto de Valencia se enfrenta a un dilema crítico: por un lado, está experimentando un crecimiento significativo en el tráfico de pasajeros, y por otro, está operando más allá de su capacidad máxima. La presión política y económica para la ampliación es cada vez más fuerte, y el tiempo corre para que se tomen decisiones que aseguren el futuro del aeropuerto y, por ende, de la economía valenciana.
