La reciente operación de la Guardia Civil en Sagunt ha puesto fin a una de las organizaciones criminales más activas en el robo de cobre en España. Conocida como la «Mafia del Cobre», esta banda fue desarticulada tras la detención de 21 de sus miembros, quienes están acusados de llevar a cabo 102 asaltos en diversas localidades de ocho comunidades autónomas. La magnitud de sus robos, que se estima en 2,5 millones de euros, ha dejado a cientos de personas sin acceso a servicios esenciales como agua y electricidad.
### La Operación Kuroma: Un Golpe Decisivo
La operación, denominada Kuroma, fue iniciada por el equipo Roca de la Guardia Civil de Sagunt en junio de 2024, cuando se empezaron a detectar patrones de robos de cobre en la región. En un periodo de 48 días, se registraron 37 robos, lo que llevó a los investigadores a sospechar que un mismo grupo criminal estaba detrás de estos delitos. La Guardia Civil ha recuperado más de dos toneladas de cobre durante la operación, que se centró principalmente en depuradoras y otras instalaciones donde el metal tiene un alto valor.
Los delincuentes no solo se dedicaban a robar, sino que también firmaban sus «obras» con la leyenda «Mafia del Cobre» para despistar a las autoridades, imitando a un grupo que había sido detenido en 2022 y 2023. Este comportamiento refleja una estrategia de confusión, donde el grupo intentaba desviar la atención de sus actividades delictivas hacia otros criminales ya conocidos.
La investigación reveló que la organización tenía una estructura jerárquica bien definida. Un grupo se encargaba de ejecutar los robos, otro recopilaba información sobre posibles objetivos, y un tercer grupo se encargaba de la venta del material robado. Este enfoque organizado les permitía llevar a cabo múltiples robos en un corto periodo de tiempo, lo que complicaba la labor de las fuerzas del orden.
### Impacto en la Comunidad y Estrategias de Operación
Los robos de cobre realizados por esta banda no solo representaron un daño económico considerable, sino que también afectaron gravemente a los servicios esenciales de la comunidad. Las depuradoras de agua en localidades como Quartell, Canet, Alboraia y Puçol fueron blanco de sus asaltos, lo que resultó en cortes de suministro de agua y electricidad. Este tipo de delitos no solo pone en riesgo la infraestructura, sino que también afecta la calidad de vida de los ciudadanos.
La organización operaba en «rondas», lo que significa que cometían varios robos en un lapso de cuatro a cinco días. Esta táctica les permitía maximizar sus ganancias y minimizar el riesgo de ser atrapados. Además, se descubrió que muchos de los miembros de la banda eran de origen rumano, lo que llevó a la Guardia Civil a colaborar con las autoridades rumanas para desmantelar la red.
Un aspecto peculiar de la organización era su sistema de financiación. Los ladrones debían contribuir a un «bote» común que cubría los gastos de alojamiento, alimentación y materiales necesarios para llevar a cabo los robos. Este modelo de crowdfunding delictivo aseguraba que solo aquellos que podían permitirse participar en los robos lo hicieran, excluyendo a personas con problemas económicos o adicciones.
La Guardia Civil ha destacado que, a pesar de la complejidad de la organización, la colaboración entre diferentes cuerpos de seguridad y el intercambio de información fueron clave para el éxito de la operación. La desarticulación de la banda se llevó a cabo en tres fases, comenzando con la detención de once miembros cuando regresaban de cometer robos, seguido de registros en domicilios en Getafe, donde se arrestaron a otros seis integrantes, y culminando con la captura de cuatro más, incluyendo a un encargado de la venta de los bienes robados.
Los detenidos, que tienen entre 20 y 33 años, enfrentan múltiples cargos, incluyendo pertenencia a organización criminal, robo con fuerza y receptación. La mayoría de ellos ya contaba con antecedentes penales, lo que subraya la naturaleza reincidente de este tipo de delitos en el país.
La operación Kuroma no solo representa un golpe significativo a la Mafia del Cobre, sino que también pone de relieve la necesidad de una vigilancia constante y de medidas preventivas para proteger las infraestructuras críticas de la comunidad. La Guardia Civil continúa trabajando para asegurar que este tipo de organizaciones no puedan operar con impunidad en el futuro.