En un inquietante suceso que ha conmocionado a la comunidad de Bocairent, un empresario de 77 años, Enrique G. P., ha desaparecido en circunstancias misteriosas. La desaparición se ha relacionado con un incidente en el hotel rural San Isidro, que se encuentra cerrado y en venta desde hace dos años. Este hotel ha sido el escenario de una serie de eventos que han llevado a la Guardia Civil a investigar un posible homicidio. La historia comienza a principios de mayo, cuando Enrique, preocupado por la ocupación ilegal de su propiedad, se dirigió al hotel. Durante su visita, escuchó ruidos en una de las habitaciones, lo que lo llevó a descubrir que alguien había estado utilizando el lugar sin su consentimiento. En un giro trágico, su coche, un Opel Astra, fue robado mientras él estaba en el interior del hotel. La denuncia presentada por Enrique reveló que el ladrón había encontrado la llave de repuesto del vehículo, que se encontraba en el hotel. Desde entonces, el coche no ha sido localizado, y la búsqueda del empresario ha intensificado las sospechas sobre un ex convicto que había trabajado para él.
La figura central en esta investigación es Antonio C. B., un hombre de 42 años con un pasado criminal que incluye una condena por homicidio. Este individuo había trabajado como camarero y encargado de mantenimiento en el hotel de Enrique. Según la denuncia presentada por el empresario, había sorprendido a Antonio en dos ocasiones robando en su propiedad. La relación entre ambos se tornó tensa, y Enrique había expresado su preocupación por la posibilidad de que Antonio estuviera detrás de la ocupación ilegal de su hotel. La conexión entre el empresario desaparecido y su ex empleado ha llevado a la Guardia Civil a considerarlo el principal sospechoso en este caso.
La investigación ha revelado detalles escalofriantes. En el hotel, se encontraron manchas de sangre que parecen ser de Enrique, lo que ha llevado a los investigadores a creer que pudo haber sido víctima de un ataque. Además, el Volkswagen Golf de Enrique fue encontrado con manchas de sangre en el maletero, lo que sugiere que pudo haber sido trasladado en ese vehículo tras sufrir una agresión. La búsqueda de ADN en las muestras de sangre está en curso, y la Guardia Civil ha intensificado sus esfuerzos para localizar a Antonio C. B., quien hasta ahora ha eludido a las autoridades.
La desaparición de Enrique ha dejado a su familia en un estado de angustia. La última vez que se tuvo contacto con él fue el 27 de mayo, cuando una de sus hijas habló con él por teléfono. Sin embargo, dos días después, su familia comenzó a preocuparse cuando no respondía a las llamadas. La situación se volvió crítica cuando su hija llegó al hotel y descubrió que su coche no estaba y que había dejado sus pertenencias personales, incluidas sus gafas y su teléfono móvil, en el hotel. La falta de pistas sobre su paradero ha llevado a la Guardia Civil a realizar búsquedas exhaustivas en la zona, pero hasta ahora no han tenido éxito.
Este caso ha puesto de relieve no solo la desaparición de un empresario, sino también la complejidad de las relaciones humanas y los peligros que pueden surgir de ellas. La figura de Antonio C. B. como sospechoso ha generado un debate sobre la reinserción de criminales y la seguridad en las comunidades. La comunidad de Bocairent se encuentra en estado de alerta, y la desaparición de Enrique ha dejado una marca indeleble en la localidad. Las autoridades continúan trabajando para esclarecer los hechos y encontrar respuestas que puedan traer algo de paz a la familia de Enrique G. P. y a la comunidad que lo conocía. La búsqueda de justicia y verdad en este caso es más urgente que nunca, y la esperanza de que Enrique sea encontrado con vida sigue siendo el deseo de sus seres queridos.