La reciente declaración de Miguel Polo, presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), ante la jueza de Catarroja ha puesto de relieve las circunstancias que rodearon la gestión de la crisis provocada por la dana del 29 de octubre. Durante su testimonio, Polo explicó cómo se enteró de la intensa crecida en el barranco del Poyo y las decisiones que se tomaron en ese crítico momento.
**La cronología de los eventos**
Polo afirmó que recibió información sobre la crecida del barranco alrededor de las 18:45 horas, a través de su personal. Sin embargo, destacó que nunca se mencionó que la presa de Forata estuviera en riesgo de colapso, sino que había un potencial de vertido. Este matiz es importante, ya que la percepción del riesgo puede influir en la respuesta de emergencia. A las 19:00 horas, Polo recibió una llamada de Emergencias de la Generalitat, donde se dio cuenta de que aún no se había enviado ningún mensaje de alerta a la población, lo que finalmente ocurrió a las 20:11 horas.
Durante su declaración, Polo reveló que la entonces consellera de Interior, Salomé Pradas, le consultó sobre un mensaje que había redactado. Aunque él expresó su desacuerdo con el contenido, sugirió que se enviara algo para alertar a la población. Esto pone de manifiesto la presión que enfrentaban los responsables en un momento de crisis, donde la falta de información oportuna puede tener consecuencias devastadoras.
**La falta de capacidad de reacción**
Uno de los puntos más críticos de la declaración de Polo fue su afirmación de que no había capacidad de reacción ante la situación. A preguntas del fiscal, explicó que la CHJ prioriza la información sobre los grandes ríos, ya que la evolución de los barrancos como el Poyo no permite una respuesta rápida. Esta declaración ha generado un debate sobre la efectividad de los protocolos de emergencia y la necesidad de mejorar la comunicación entre las diferentes entidades involucradas en la gestión de crisis.
El fiscal cuestionó por qué la CHJ no había informado sobre el caudal del Poyo entre las 16:15 y las 18:43 horas, a lo que Polo respondió que la información sobre los barrancos no era relevante en ese momento, dado que no había tiempo para reaccionar. Sin embargo, la documentación presentada por la CHJ muestra que hubo avisos sobre el descenso del caudal en horas anteriores, lo que plantea interrogantes sobre la gestión de la información y la toma de decisiones.
Polo también mencionó que la única información que consideraba relevante para el Cecopi era la relacionada con la presa de Forata, lo que sugiere que hubo una falta de comunicación sobre la situación en el barranco del Poyo. Esta falta de información puede haber contribuido a la magnitud de la crisis, ya que los responsables de emergencias no contaron con datos actualizados para actuar de manera efectiva.
**Implicaciones para la gestión de emergencias**
Las declaraciones de Polo han suscitado un intenso debate sobre la necesidad de revisar y mejorar los protocolos de gestión de emergencias en situaciones de crisis como la dana. La falta de información oportuna y la incapacidad de reacción son aspectos que deben ser abordados para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La importancia de una comunicación clara y efectiva entre las diferentes entidades es fundamental para garantizar la seguridad de la población.
Además, la situación pone de manifiesto la necesidad de una mayor inversión en infraestructura y recursos para la gestión de emergencias. La experiencia de la dana del 29 de octubre debe servir como un llamado a la acción para que las autoridades revisen sus procedimientos y se preparen mejor para enfrentar futuros eventos climáticos extremos.
La gestión de crisis es un tema complejo que requiere la colaboración de múltiples actores, desde las administraciones locales hasta los organismos de emergencia. La declaración de Miguel Polo es un recordatorio de que la preparación y la comunicación son clave para minimizar el impacto de desastres naturales en la población. La revisión de los protocolos existentes y la implementación de mejoras son pasos necesarios para garantizar que se tomen decisiones informadas y oportunas en momentos críticos.