Las oposiciones de secundaria en València para el año 2025 han desatado una ola de críticas y descontento entre los aspirantes y los tribunales evaluadores. Con más de 18,000 opositores presentándose a las pruebas, la situación ha sido calificada de descalabro, desastre o escabechina, según las palabras de quienes han estado involucrados en el proceso. La preocupación principal radica en la alarmante cantidad de ceros que se han otorgado por faltas de ortografía, lo que ha llevado a muchos a cuestionar la calidad de la formación de los futuros docentes.
Los exámenes, que se llevaron a cabo a finales de mayo, tenían como objetivo cubrir 1,607 plazas en el sistema educativo de la Generalitat. Sin embargo, los resultados han sido desalentadores. En algunos tribunales, como el de Inglés, solo 3 de 63 aspirantes lograron aprobar, y en otros, la cifra no fue mucho mejor, con apenas 5 aprobados de 60. La nota media ha sido notablemente baja, y los tribunales han destacado la mala redacción y las faltas ortográficas como factores determinantes en la reducción de las calificaciones. Una correctora de Inglés expresó su asombro al ver que muchos aspirantes no lograban alcanzar la media necesaria para continuar en el proceso, que es de 2.5.
### La Calidad de la Formación y el Impacto en los Resultados
La situación no se limita a la asignatura de Inglés; las especialidades de Valenciano y Castellano han enfrentado problemas similares. Las quejas sobre la calidad de los aspirantes han surgido con fuerza, y algunos miembros de los tribunales han señalado que muchos de los opositores son jóvenes recién graduados que no están familiarizados con el proceso de oposición. Esto ha llevado a la percepción de que el nivel de preparación ha disminuido drásticamente en comparación con años anteriores. «Los cursos pasados estabilizaron a muchos interinos, y ahora estamos viendo a personas que no saben lo que implica una oposición», comentó una correctora.
La situación ha generado una expectativa de un aluvión de reclamaciones por parte de los opositores, quienes han expresado su frustración en las redes sociales. Muchos consideran que los criterios de corrección son confusos y no se han explicado adecuadamente, lo que ha llevado a la percepción de que el proceso es más una criba arbitraria que una evaluación objetiva. Una opositora destacó que el esfuerzo y sacrificio personal que implica preparar oposiciones se ve menospreciado por los resultados obtenidos, que no reflejan el trabajo realizado.
### Protestas y Condiciones de Trabajo de los Tribunales
Además de las quejas de los opositores, los tribunales de oposición también han expresado su descontento. Antes de las pruebas, hubo protestas y amenazas de huelga debido a la coincidencia de las fechas de las oposiciones con el final del curso escolar. Esto obligó a los correctores a evaluar simultáneamente los exámenes de sus estudiantes y los de los opositores, lo que generó una carga de trabajo considerable. También se manifestaron en contra de un intento de la Conselleria de reducir sus retribuciones, lo que ha contribuido a un ambiente tenso y complicado.
La correctora mencionó que, a pesar de la baja calidad de los exámenes, están dispuestos a revisar las alegaciones que se presenten, pero aconsejan a los opositores que revisen sus rúbricas para entender las faltas cometidas. La situación ha llevado a muchos a preguntarse si se quedarán plazas sin cubrir, ya que algunos aspirantes no han logrado ni siquiera alcanzar la media necesaria para pasar a la siguiente fase del proceso.
El panorama actual de las oposiciones en València plantea serias interrogantes sobre la calidad de la educación y la formación de los futuros docentes. La combinación de una alta tasa de suspensos, la falta de preparación adecuada de los opositores y las tensiones laborales entre los tribunales y la administración educativa sugiere que se necesita una revisión profunda del sistema de oposiciones. La comunidad educativa está a la espera de cómo se desarrollarán los acontecimientos en los próximos días, especialmente con la publicación de las notas finales y la posible oleada de reclamaciones que se anticipa.