Las recientes inundaciones en varias localidades de Aragón han puesto de manifiesto la importancia de una respuesta humanitaria bien coordinada. La tormenta que azotó la región el 13 de junio de 2025 dejó a varias comunidades, como Azuara, Herrera de los Navarros y Letux, en una situación crítica. Sin embargo, la llegada de ayuda no solicitada ha generado confusión y ha puesto en riesgo la efectividad de las donaciones.
**La Necesidad de una Respuesta Organizada**
La organización València es refugi ha sido una de las entidades que ha estado en la primera línea de respuesta a la crisis. Desde el primer momento, han trabajado en estrecha colaboración con las autoridades locales y los servicios de emergencia para determinar las necesidades reales de las comunidades afectadas. Ana Isabel, portavoz de la organización, enfatiza que «la ayuda debe ser coordinada». Esto significa que antes de enviar cualquier tipo de donación, es crucial comunicarse con las autoridades locales para entender qué es lo que realmente se necesita.
La situación se complicó cuando, a pesar de los esfuerzos de coordinación, llegaron camiones cargados con productos que no eran requeridos por las comunidades afectadas. Estos camiones, que llevaban el lema «El pueblo salva el pueblo», intentaron descargar seis palés de alimentos y otros artículos que no tenían utilidad en ese momento. La negativa de los residentes a aceptar estos productos innecesarios subraya la importancia de una logística bien planificada en situaciones de emergencia.
La falta de comunicación y la entrega de artículos no solicitados pueden resultar en un colapso de la ayuda humanitaria. En este caso, los almacenes de las localidades afectadas ya estaban llenos de productos que no eran necesarios, lo que llevó a que los camiones tuvieran que regresar a su punto de origen. Este tipo de situaciones no solo desperdicia recursos, sino que también puede generar frustración entre los voluntarios y las comunidades que realmente necesitan ayuda.
**El Llamado a la Acción de las Autoridades Locales**
El presidente comarcal y de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias, Carmelo Pérez, ha hecho un llamado a la comunidad para que se detengan las recogidas y entregas de ayuda no coordinadas. Según Pérez, aunque las inundaciones han causado daños significativos, la situación no es comparable a otras crisis pasadas, como la DANA en Valencia. Por lo tanto, es fundamental que las donaciones sean pertinentes y útiles para las comunidades afectadas.
Desde València es refugi se ha instado a la población a no acudir a las zonas afectadas sin una coordinación previa. Esto incluye no enviar grandes cantidades de material que no puedan ser gestionadas por las comunidades locales. La recomendación es clara: la ayuda debe ser específica y adaptada a las necesidades reales de cada localidad. Las comunidades afectadas, que no son de gran población, enfrentan daños estructurales en infraestructuras como carreteras y puentes, y no necesariamente en viviendas, lo que requiere un enfoque diferente en la ayuda.
Además, se ha destacado que los servicios de emergencia, como la UME, los Bomberos y Cruz Roja, ya están trabajando en la zona, lo que significa que la intervención de voluntarios no coordinados puede entorpecer los esfuerzos de rescate y recuperación. La presencia de equipos de psicólogos y servicios sociales también indica que hay un enfoque integral en la atención a las víctimas, lo que requiere un apoyo que complemente, y no compita, con estos esfuerzos.
La situación en Aragón es un recordatorio de que, en tiempos de crisis, la solidaridad es fundamental, pero debe ir acompañada de una planificación y coordinación adecuadas. La ayuda humanitaria no es solo cuestión de enviar productos; se trata de entender las necesidades de las comunidades y actuar en consecuencia. La experiencia de València es refugi y otras organizaciones en la zona cero de la DANA en Valencia ha demostrado que la comunicación efectiva y la colaboración son claves para una respuesta exitosa ante desastres naturales.
En resumen, la respuesta a las inundaciones en Aragón debe ser un esfuerzo conjunto, donde la coordinación y la comunicación sean prioritarias. Las lecciones aprendidas de esta crisis pueden servir para mejorar la efectividad de futuras intervenciones humanitarias, asegurando que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, de la manera más eficiente posible.