La reciente propuesta de un complejo turístico en las parcelas rurales entre Albaida y Atzeneta d’Albaida ha desatado un intenso debate entre los vecinos de la zona y las autoridades locales. Los residentes han expresado su preocupación por las posibles molestias que podría generar este proyecto, que incluye una casa rural y una zona de acampada para autocaravanas. Las quejas se centran en la contaminación acústica, comportamientos incívicos y la alteración de la tranquilidad habitual en la zona.
### Preocupaciones de los Vecinos
Los vecinos han trasladado sus alegaciones a la Generalitat, señalando que el complejo podría afectar negativamente su calidad de vida. Entre las molestias mencionadas se encuentran el ruido constante, el consumo de alcohol en la zona y la privación del sueño, todos factores que podrían derivarse de la actividad turística que se pretende desarrollar. La propuesta original contempla la capacidad para alojar a 34 personas, lo que ha generado inquietud entre los residentes colindantes, quienes ya han experimentado un aumento en la afluencia de visitantes desde que se comenzaron a realizar actividades de restauración y eventos al aire libre en la finca desde 2020.
Además, los vecinos han presentado un informe conjunto en el que argumentan que la actividad de restauración que se llevaría a cabo en el complejo contraviene el informe de compatibilidad urbanística emitido por el Ayuntamiento de Albaida en 2020. Este informe fue favorable para la implantación de la casa rural, pero desfavorable en lo que respecta a la actividad de restauración, que se considera incompatible con el planeamiento urbanístico y las ordenanzas municipales.
Otro punto de controversia es la ubicación del proyecto, que se sitúa a solo 200 metros del núcleo urbano de Atzeneta y a 1 kilómetro de Albaida, mientras que la normativa exige una distancia mínima de 5 kilómetros con respecto a suelo urbano. Los vecinos han solicitado al Servicio Territorial de Urbanismo que deniegue la Declaración de Interés Comunitario (DIC) solicitada por la promotora, aunque han mostrado disposición a aceptar la modalidad de casa rural compartida, siempre que no supere la capacidad de 16 personas y se eliminen los servicios complementarios de restauración y eventos.
### La Respuesta de la Generalitat y Otros Proyectos
El Servicio Territorial de Turismo de la Generalitat ha emitido un informe negativo sobre la propuesta, indicando que no se ajusta a una actividad concreta de alojamiento turístico. En este contexto, se ha instado al promotor a optar por una de las tres modalidades permitidas, que tienen un aforo máximo de 16 personas: casa rural, camping o área de pernocta. Esta decisión ha generado un clima de incertidumbre sobre el futuro del proyecto, que se encuentra en una fase de tramitación complicada.
A pesar de la controversia en Albaida y Atzeneta, la Generalitat ha dado luz verde a otros proyectos turísticos en suelo no urbanizable en el término municipal de Enguera. Uno de estos proyectos es la legalización de un camping ecológico y sostenible, que incluye varias yurtas en una parcela de 30.167 m2. Otro proyecto aprobado es una casa rural en Navalón de Arriba, que fue modificada para cumplir con la normativa, eliminando la instalación de tres cabañas que no eran compatibles con las regulaciones.
La decisión de la Generalitat de exceptuar el requisito de distancia mínima en estos casos ha suscitado preguntas sobre la coherencia en la aplicación de la normativa. Mientras que algunos proyectos obtienen la aprobación, otros, como el de Albaida y Atzeneta, enfrentan un camino más complicado debido a las preocupaciones de los vecinos y las restricciones urbanísticas.
El debate sobre el complejo turístico en Albaida y Atzeneta refleja un conflicto común en muchas áreas rurales donde el desarrollo turístico se enfrenta a la resistencia de los residentes locales. La búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación de la calidad de vida de los vecinos es un desafío que las autoridades deben abordar con sensibilidad y atención. La situación actual pone de manifiesto la necesidad de un diálogo constructivo entre los promotores de proyectos turísticos y las comunidades afectadas, para encontrar soluciones que beneficien a ambas partes y promuevan un turismo responsable y sostenible.