La implementación de pulseras antimaltrato en España ha sido objeto de un intenso debate en los últimos meses, especialmente tras la revelación de fallos en su funcionamiento. Estas pulseras, diseñadas para proteger a las víctimas de violencia de género, han mostrado deficiencias en sus sistemas de alerta y geolocalización, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la seguridad de las mujeres que dependen de este dispositivo. La vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Esther Erice, ha abordado esta problemática, destacando que, aunque se han registrado incidencias, no se han traducido en tragedias fatales.
**Incidencias y respuestas del CGPJ**
Esther Erice, presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, ha sido clara al afirmar que el sistema de pulseras no es infalible. En una reciente entrevista, explicó que los fallos han sido reportados desde finales del año pasado y principios de 2025, y que el procedimiento habitual consiste en notificar al Ministerio de Igualdad cada vez que se presenta un incidente. A pesar de las críticas y preocupaciones, Erice subrayó que no ha habido muertes de mujeres que contaran con estos dispositivos, lo que sugiere que, a pesar de los errores, el sistema ha funcionado en términos de prevención.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha defendido la eficacia de las pulseras, argumentando que, aunque se han presentado fallos, el hecho de que no haya habido víctimas mortales es un indicativo de que el sistema está cumpliendo su función básica. Sin embargo, esta postura ha sido cuestionada por diversas organizaciones de mujeres, jueces y fiscales, quienes han expresado su preocupación por la falta de fiabilidad de los dispositivos.
Erice también mencionó que, en ocasiones, los jueces se comunican directamente con el centro Cometa, encargado de gestionar las alertas, para abordar cualquier fallo detectado. Esto demuestra un intento de mantener la seguridad de las víctimas, aunque también pone de manifiesto la necesidad de un sistema más robusto y confiable.
**Críticas y propuestas de mejora**
Las críticas hacia el sistema de pulseras antimaltrato no se limitan a su funcionamiento. La falta de comunicación y transparencia entre los diferentes organismos involucrados ha sido un punto de fricción. La ministra Redondo, en su defensa, afirmó que solo había recibido información sobre dos incidencias, lo que contrasta con la realidad reportada por el CGPJ, que ha estado en contacto activo con los juzgados para supervisar el funcionamiento del sistema.
Erice ha destacado que el Observatorio no solo se limita a gestionar los fallos reportados, sino que también realiza un seguimiento activo de las alertas recibidas. Esto incluye la recopilación de datos de diferentes regiones, como Granada y Galicia, donde se han detectado problemas en el funcionamiento de las pulseras. Esta información será presentada en la próxima reunión del Observatorio, lo que indica un compromiso por parte de las autoridades para abordar las deficiencias del sistema.
Además, la presidenta del Observatorio ha reconocido que el aumento de incidencias se produjo durante la migración de datos entre los operadores de telecomunicaciones, lo que ha generado un vacío en la gestión de alertas. A pesar de estos desafíos, se han implementado medidas para corregir los errores y mejorar la eficacia del sistema.
La situación actual plantea la necesidad de un análisis profundo sobre cómo se pueden mejorar los dispositivos de protección para las víctimas de violencia de género. La implementación de un sistema más eficiente y confiable no solo es crucial para la seguridad de las mujeres, sino que también es fundamental para restaurar la confianza en las instituciones encargadas de su protección.
En este contexto, es esencial que las autoridades trabajen de manera conjunta para garantizar que las pulseras antimaltrato funcionen de manera óptima y que las víctimas se sientan seguras y respaldadas. La colaboración entre el CGPJ, el Ministerio de Igualdad y otros organismos es vital para abordar las deficiencias y asegurar que se tomen las medidas necesarias para proteger a las mujeres en riesgo.
La situación actual es un recordatorio de que, aunque se han hecho avances en la protección de las víctimas de violencia de género, aún queda un largo camino por recorrer para garantizar su seguridad y bienestar. La implementación de soluciones efectivas y la mejora continua del sistema son esenciales para lograr un entorno más seguro para todas las mujeres.