En el pequeño pueblo de La Matanza de Acentejo, la vida de un ganadero ha sido sacudida por las quejas de algunos vecinos que han llevado a la apertura de un expediente administrativo por el traslado de sus cabras a través de las calles del municipio. José Manuel Martín, conocido en la comunidad por su dedicación a la ganadería, se enfrenta a la posibilidad de perder su rebaño, un golpe devastador para su economía y su forma de vida.
**La situación del ganadero**
José Manuel Martín ha expresado su preocupación en redes sociales, donde ha compartido su historia y la angustia que siente ante la posibilidad de que sus cabras sean confiscadas. Según el ganadero, ha recibido tres notificaciones del Ayuntamiento, advirtiéndole que si no traslada a sus animales a un terreno rústico, podrían ser confiscados. Sin embargo, fuentes del Consistorio han aclarado que solo se ha abierto un expediente de amonestación, y que no se contempla la confiscación de los animales, lo que ha generado confusión y preocupación en Martín.
El ganadero ha defendido su derecho a transitar con sus cabras por el pueblo, argumentando que ha estado realizando esta actividad durante años sin problemas. Sin embargo, las quejas de algunos vecinos han aumentado, quienes afirman que los animales causan daños a los vehículos y generan molestias por el olor y los excrementos en las calles. A pesar de estas quejas, Martín ha intentado ser considerado, buscando horarios específicos para minimizar las molestias a los residentes.
**El impacto en la economía local**
La situación de Martín no solo afecta su bienestar personal, sino que también tiene repercusiones en la economía local. Su rebaño de 140 cabras es fundamental para su negocio, que incluye una quesería muy valorada en el mercadillo del municipio. La pérdida de sus animales significaría un golpe devastador para su fuente de ingresos, que ha sido construida con esfuerzo a lo largo de los años.
El Ayuntamiento ha sugerido a Martín que utilice subvenciones y ayudas locales para trasladar su ganado a una finca que posee en suelo rústico, un cambio que podría ser necesario debido a la normativa que prohíbe la ubicación de ganado en terrenos urbanizables. Esta normativa, que se implementó en 2011, ha complicado la situación de muchos ganaderos en la región, que se ven obligados a adaptarse a un entorno que ha cambiado drásticamente desde que comenzaron sus actividades.
La comunidad ha reaccionado de diversas maneras ante esta situación. Algunos vecinos apoyan a Martín, reconociendo la importancia de la ganadería en la cultura local y el valor de los productos que genera. Otros, sin embargo, se sienten incómodos con la presencia de los animales en el pueblo, lo que ha llevado a un debate sobre la convivencia entre la vida rural y las necesidades de una comunidad en crecimiento.
Martín ha utilizado sus redes sociales para compartir su experiencia y ha viralizado un video en el que muestra el recorrido que realiza con sus cabras, buscando demostrar que las quejas son infundadas. A pesar de las tensiones, el ganadero sigue comprometido con su actividad y con la defensa de su forma de vida, que considera esencial no solo para él, sino también para la identidad del pueblo.
La historia de José Manuel Martín es un reflejo de los desafíos que enfrentan muchos ganaderos en la actualidad, donde la presión de la urbanización y las quejas de los vecinos pueden amenazar su forma de vida. La situación en La Matanza es un claro ejemplo de cómo las tradiciones rurales se ven afectadas por el desarrollo urbano y cómo es necesario encontrar un equilibrio que permita la coexistencia de ambos mundos. La comunidad se enfrenta a un dilema: ¿cómo preservar la cultura ganadera y al mismo tiempo atender las necesidades de una población en crecimiento? Este caso podría ser un punto de inflexión en la forma en que se gestionan las actividades rurales en entornos urbanos, y podría sentar un precedente para futuras situaciones similares en otras localidades.