La metrópoli catalana se enfrenta a un riesgo creciente de inundaciones, especialmente tras la reciente DANA que devastó Valencia en 2024. Este fenómeno meteorológico, conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos, ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las ciudades mediterráneas ante el cambio climático y la falta de planificación urbanística adecuada. En Barcelona, el crecimiento urbanístico en áreas propensas a inundaciones ha generado una preocupación alarmante entre expertos y ciudadanos por igual.
La tragedia de Valencia, donde las intensas lluvias causaron pérdidas humanas y materiales significativas, ha servido como un llamado de atención. La combinación de un mar Mediterráneo más cálido y la urbanización desmedida ha creado un caldo de cultivo para desastres naturales. En este contexto, voces críticas como la del científico Antonio Turiel han señalado la falta de medidas preventivas por parte de las administraciones pública, tanto a nivel catalán como estatal. Turiel ha instado a las autoridades a tomar en serio el riesgo de inundaciones en Barcelona y su área metropolitana, advirtiendo que la falta de preparación podría llevar a una catástrofe similar a la de Valencia.
### La Vulnerabilidad de Barcelona ante el Cambio Climático
Diversos estudios han revelado que Barcelona alberga amplias zonas susceptibles a inundaciones, afectando a miles de residentes. Según el Observatorio de Sostenibilidad, cerca de 97,500 barceloneses viven en áreas con un riesgo medio de inundación, muchas veces sin ser conscientes de su situación. Los barrios más vulnerables suelen ser aquellos con menor renta y una urbanización intensiva, donde la alta concentración de asfalto y cemento ha reducido la capacidad del suelo para absorber agua. Esto no solo aumenta el riesgo durante una emergencia, sino que también complica la recuperación posterior.
El río Besòs, que atraviesa la ciudad, representa una de las principales amenazas. Su crecida torrencial podría afectar a miles de habitantes en barrios densamente poblados. La memoria histórica de Barcelona recuerda la gran inundación de 1862, que dejó cerca de mil muertes y devastó áreas emblemáticas como Las Ramblas. Aunque las autoridades han implementado sistemas de alerta y protocolos de actuación, las infraestructuras de contención actuales no están diseñadas para soportar fenómenos extremos como los que se están observando hoy en día.
### La Paradoja de la Seguridad Técnica
A pesar de los avances en la gestión de riesgos y protección civil, los expertos advierten sobre una peligrosa paradoja: aunque la seguridad técnica ha mejorado desde 1862, el riesgo sistémico ha aumentado considerablemente. La densidad de población y la proximidad de infraestructuras críticas, como el metro y las comunicaciones, a zonas inundables han creado una vulnerabilidad sin precedentes. Investigadores del Observatorio de Sostenibilidad y del CREAF han señalado que, si bien una inundación como la de 1862 podría causar menos víctimas mortales directas hoy en día, el impacto global sobre bienes, infraestructuras y la estructura social sería inmensamente mayor.
La falsa sensación de seguridad que muchos barceloneses experimentan puede ser peligrosa. Las autoridades deben actuar con urgencia para implementar medidas preventivas y de mitigación que reduzcan el riesgo de inundaciones. Esto incluye la revisión de la planificación urbanística, la mejora de las infraestructuras de drenaje y la creación de espacios verdes que ayuden a absorber el agua de lluvia.
El cambio climático está aquí y sus efectos son cada vez más evidentes. Las ciudades mediterráneas, incluida Barcelona, deben adaptarse a esta nueva realidad. La combinación de una planificación urbanística sensata, una cultura de prevención y la inversión en infraestructuras resilientes son fundamentales para enfrentar los desafíos que se avecinan. La historia ha demostrado que ignorar estos riesgos puede tener consecuencias devastadoras, y es responsabilidad de todos, desde los ciudadanos hasta los responsables políticos, actuar ahora para proteger el futuro de la ciudad.