El verano trae consigo una serie de riesgos para la salud que pueden llevar a un aumento significativo en las consultas médicas, especialmente en servicios de urgencias. Durante esta época del año, las altas temperaturas y el cambio en las rutinas diarias pueden provocar una variedad de problemas de salud, desde golpes de calor hasta infecciones gastrointestinales. Los profesionales de la salud han comenzado a alertar sobre estas preocupaciones, destacando la importancia de la prevención y el cuidado adecuado para evitar complicaciones.
**Riesgos Comunes en Verano**
Uno de los principales problemas que se observan durante el verano son los golpes de calor y la deshidratación. Según los expertos, estos problemas son especialmente comunes en grupos vulnerables como los ancianos, los niños pequeños y aquellos que realizan actividades físicas intensas al aire libre sin una adecuada hidratación. Las altas temperaturas pueden llevar a un aumento de la temperatura corporal, lo que puede resultar en mareos, náuseas y, en casos severos, complicaciones graves.
Además de los golpes de calor, el verano también es una época propensa para problemas gastrointestinales. El consumo de alimentos en mal estado, especialmente durante viajes o comidas al aire libre, puede elevar la incidencia de intoxicaciones alimentarias, diarreas y gastroenteritis. Estos cuadros pueden llevar a una deshidratación significativa si no se manejan adecuadamente. La ingesta insuficiente de líquidos también puede favorecer infecciones del tracto urinario, un problema que se incrementa con el calor y la falta de hidratación.
Otro aspecto a considerar son las infecciones por picaduras de insectos y otitis, que también tienden a aumentar durante los meses de calor. Con la llegada del verano, las patologías invernales como resfriados o neumonías disminuyen, dando paso a problemas relacionados con el calor y los cambios en la alimentación y la rutina diaria.
**Medidas Preventivas para Mantener la Salud**
Para evitar estos problemas de salud, los expertos recomiendan adoptar una serie de medidas preventivas. Una de las más importantes es el uso diario de protector solar de amplio espectro, con un factor mínimo de 30. Este debe ser reaplicado cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar. Además, es fundamental protegerse del sol utilizando sombreros, gafas y ropa adecuada, así como buscar sombra durante las horas de mayor radiación, que son entre las 10:00 y las 16:00.
La hidratación es otro pilar fundamental en la prevención de problemas de salud en verano. Se aconseja beber agua de forma regular a lo largo del día y ofrecer líquidos con frecuencia a niños y personas mayores. Evitar exposiciones prolongadas al sol y en ambientes muy calurosos, usar ropa ligera y fresca, y priorizar las actividades físicas en las primeras horas del día o al atardecer son recomendaciones clave para mantener la salud durante el verano.
Es crucial también reconocer los síntomas de un golpe de calor, como mareo, náuseas o piel caliente y seca, y actuar con rapidez para solicitar ayuda médica si es necesario. La prevención de picaduras de insectos puede lograrse mediante el uso de repelentes adecuados y la eliminación de criaderos de mosquitos. Asimismo, es importante extremar las precauciones con la seguridad alimentaria, evitando comidas expuestas al calor o en mal estado.
En el caso de los niños, los traumatismos y accidentes son las principales causas de consulta en urgencias durante el verano. Con el aumento de la actividad al aire libre, los niños son más propensos a sufrir caídas, golpes, fracturas y otros tipos de lesiones. Para prevenir estos accidentes, se recomienda supervisar a los niños mientras juegan y asegurarse de que utilicen equipo de protección adecuado al practicar deportes o actividades físicas.
Las quemaduras solares y las infecciones de la piel son otros problemas comunes en los niños durante el verano. Para prevenir las quemaduras solares, es esencial aplicar protector solar antes de salir al sol y reaplicarlo cada dos horas. Además, se debe prestar atención a la higiene de la piel, lavándola diariamente con agua y jabón, y aplicando antisépticos en heridas para evitar infecciones.
Para las otitis externas, se recomienda que los niños usen tapones para los oídos mientras nadan y se aseguren de secar bien sus oídos después de estar en el agua. Mantener los oídos secos y limpios puede reducir significativamente el riesgo de infecciones. En resumen, la prevención y el cuidado adecuado son fundamentales para disfrutar de un verano saludable y evitar complicaciones que puedan llevar a consultas médicas innecesarias.