La reciente declaración del presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, ha puesto de relieve las complejidades y desafíos en la gestión de emergencias durante la dana que afectó a la región el 29 de octubre. Durante su comparecencia ante la jueza y el fiscal, Polo expuso detalles sobre la comunicación de datos críticos que se enviaron al Centro de Coordinación de Emergencias (CCE) de l’Eliana, así como las limitaciones del sistema de alerta y la controversia sobre la información proporcionada en momentos clave.
La CHJ envió un total de 24 correos electrónicos al CCE, de los cuales 16 contenían alertas sobre lluvias intensas. Sin embargo, la Generalitat ha señalado un aparente apagón informativo en el periodo crítico entre las 16:13 y las 18:45 horas, donde solo se reportaron dos correos sobre el crecimiento del caudal en el barranco del Poyo, el lugar donde se registraron las trágicas muertes de 202 personas. La falta de información oportuna ha sido un punto de controversia, ya que los datos de lluvia son fundamentales para anticipar y gestionar emergencias.
### Limitaciones del Sistema de Alerta
El Sistema de Alerta e Información Hidrológica (SAIH) es una herramienta que se instaló entre 1985 y 1989 en la cuenca del Júcar, diseñado para captar y transmitir datos sobre el estado pluviohidrológico. Sin embargo, Polo enfatizó que este sistema no es un mecanismo de predicción, sino un sistema de observación. Durante su declaración, subrayó que los sensores instalados en la cuenca del Poyo, que son los únicos disponibles, no permiten una anticipación efectiva de las crecidas, ya que solo miden el caudal existente en tiempo real.
El presidente de la CHJ argumentó que el sensor ubicado en Riba-roja, que reportó un caudal de 1.686 m³/seg, no proporciona un margen suficiente para la intervención de protección civil, ya que el tiempo de respuesta es extremadamente limitado. Este sensor, junto con otro en Massanassa, solo ofrece datos sobre el nivel alcanzado por el caudal, lo que resulta insuficiente para prevenir desastres. La extensión de la cuenca del Poyo, que abarca 479 kilómetros cuadrados, agrava la situación, ya que el agua recorre una corta distancia de 40 kilómetros hasta desembocar en l’Albufera.
La crítica hacia Polo se intensificó cuando se reveló que no había advertido sobre el incremento del caudal en la reunión del Cecopi, el centro de coordinación operativo integrado que gestiona emergencias. Aunque Polo defendió su decisión, argumentando que la cifra era coherente con el episodio de lluvias que afectaba a otras comarcas, la falta de comunicación sobre el aumento del caudal ha sido utilizada por la oposición para exigir su dimisión.
### Controversias y Testimonios Contradictorios
La declaración de Polo no solo ha generado críticas, sino que también ha puesto de manifiesto contradicciones en las versiones ofrecidas por diferentes actores involucrados en la gestión de la emergencia. La Generalitat ha señalado discrepancias entre lo que Polo afirmó sobre el envío del mensaje de alerta y lo que testificó el representante de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Según la versión de Aemet, el tema del envío del mensaje de alerta se trató antes de las 18 horas, lo que contradice la declaración de Polo, quien aseguró haber solicitado el envío del mensaje antes de esa hora.
Además, la jueza de la dana, Nuria Ruiz Tobarra, ha ordenado la inscripción en el Registro Civil de Scarlett, una bebé que falleció antes de nacer durante la tragedia, lo que añade un componente emocional y humano a la discusión sobre la gestión de la emergencia. Este reconocimiento como víctima 229 de la dana resalta la gravedad de la situación y la necesidad de una respuesta más efectiva en futuras emergencias.
La CHJ, que ha sido objeto de críticas por su manejo de la situación, se enfrenta a un escrutinio público creciente. La falta de información adecuada y la ineficacia de los sistemas de alerta han puesto en tela de juicio la capacidad de las autoridades para gestionar crisis de esta magnitud. La presión política y social sobre la CHJ y sus responsables es palpable, y la necesidad de mejorar la infraestructura y los sistemas de alerta se vuelve cada vez más urgente.
La gestión de emergencias es un tema complejo que requiere no solo de tecnología adecuada, sino también de una comunicación efectiva entre las distintas entidades involucradas. La tragedia del 29 de octubre ha dejado lecciones importantes que deben ser aprendidas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La colaboración entre las diferentes instituciones y la inversión en sistemas de predicción y alerta son pasos cruciales para mejorar la respuesta ante desastres naturales en la región.