Santa Cruz de Tenerife se encuentra en un proceso de transformación urbana que ha generado tanto entusiasmo como preocupación entre sus habitantes. La reciente implantación de la Red Ciclable en el centro de la ciudad es uno de los proyectos más destacados, diseñado para mejorar la movilidad y fomentar el uso de vehículos de movilidad personal (VMP) como bicicletas y patinetes. Sin embargo, este ambicioso plan ha suscitado una serie de críticas y quejas por parte de los residentes y comerciantes, quienes se ven afectados por las modificaciones en el tráfico y la reducción de plazas de aparcamiento.
**Desarrollo de la Red Ciclable**
La Red Ciclable de Santa Cruz, que representa una inversión de 1,7 millones de euros, comenzó su implementación en octubre de 2024. Este proyecto tiene como objetivo crear carriles segregados y ciclocalles en 61 vías del casco histórico, facilitando así la convivencia entre ciclistas, patinadores y vehículos motorizados. La red se extiende por un perímetro delimitado por las Ramblas, la avenida de Anaga y Tres de Mayo, y se espera que finalice a finales de junio de 2025.
Las ciclocalles, que se establecen en 52 vías, permiten que bicicletas y patinetes compartan el espacio con el tráfico motorizado, pero con un límite de velocidad reducido a 30 kilómetros por hora. En algunas áreas, como la plaza de España, este límite se reduce aún más a 20 kilómetros por hora, priorizando la seguridad de los usuarios de VMP. Entre las calles afectadas se encuentran Méndez Núñez, La Rosa, San Francisco y la avenida Marítima, entre otras.
Por otro lado, los carriles segregados se están habilitando en nueve calles, donde se implementará una línea de separación física entre el carril bici y el de circulación para vehículos. Esta medida busca garantizar la seguridad de los ciclistas y promover un entorno más amigable para la movilidad sostenible. Sin embargo, la creación de estos espacios ha llevado a la eliminación de 135 plazas de estacionamiento, lo que ha generado descontento entre los conductores que ya enfrentan dificultades para encontrar aparcamiento en el centro de la ciudad.
**Impacto en la Circulación y el Tráfico**
Las obras de la Red Ciclable y otros proyectos de urbanización en Santa Cruz han provocado cortes de carriles, restricciones de tráfico y cambios en los sentidos de circulación. Esto ha resultado en un aumento de las retenciones y colas, especialmente durante las horas punta, lo que ha intensificado la frustración de los conductores. La ciudad ha perdido más de 330 plazas de aparcamiento en los últimos meses, un déficit que el Ayuntamiento promete compensar con la construcción de nuevos parkings y la implementación de zonas de aparcamiento de pago.
Además de la Red Ciclable, otras obras en curso incluyen la remodelación de la calle La Rosa, que comenzó en julio de 2023 y que ha enfrentado retrasos debido a hallazgos imprevistos en el subsuelo. Esta transformación busca ampliar las aceras y mejorar la accesibilidad, pero también ha generado complicaciones en el tráfico local. Se estima que la finalización de estas obras se extenderá hasta julio de 2026.
La peatonalización de la Plaza del Orche, que comenzó en abril de 2024, es otro de los proyectos que ha generado controversia. Con una inversión de 600.000 euros, esta iniciativa ha eliminado aparcamientos y ha restringido el acceso a ciertas áreas, lo que ha llevado a quejas de los comerciantes locales.
Por último, el refuerzo de los puentes de la avenida Marítima, que comenzó en julio de 2024, también ha contribuido a la congestión del tráfico, ya que parte de esta vía ha sido cerrada para facilitar las obras. Esta intervención, que tiene un coste de 2,3 millones de euros, busca garantizar la seguridad estructural de los puentes, pero ha añadido más presión sobre la red vial de la ciudad.
En resumen, Santa Cruz de Tenerife está en medio de un ambicioso proceso de modernización que busca adaptarse a las necesidades de movilidad del siglo XXI. La Red Ciclable y otros proyectos de urbanización prometen transformar la ciudad en un lugar más accesible y sostenible. Sin embargo, la implementación de estas iniciativas ha generado un debate significativo entre los ciudadanos, quienes deben equilibrar los beneficios a largo plazo con las dificultades inmediatas que enfrentan en su vida diaria. La clave estará en cómo el Ayuntamiento gestione estas transformaciones y escuche las preocupaciones de sus habitantes para lograr una ciudad más habitable y eficiente.
