El juicio por el asesinato del canónigo emérito de la catedral de València, Alfonso López Benito, está programado para llevarse a cabo entre el 26 de enero y el 3 de febrero de 2026. Este caso ha captado la atención pública no solo por la naturaleza del crimen, sino también por la complejidad de las pruebas y la falta de evidencias que incriminen al único acusado, Miguel Tomás V. N. El magistrado José Antonio Mora Alarcón presidirá el juicio, donde se espera que se presenten numerosos testigos, aunque con ciertas restricciones en cuanto a la admisión de pruebas documentales.
### Contexto del Crimen
El canónigo Alfonso López Benito fue encontrado muerto en su domicilio el 23 de enero de 2024, un día y medio después de haber sido asfixiado y estrangulado. Su cuerpo fue hallado desnudo, lo que añade un matiz perturbador al caso. Desde el inicio de la investigación, Miguel Tomás V. N. ha sido el único detenido, y se encuentra en prisión desde su arresto el 24 de enero de 2024. Sin embargo, la Fiscalía ha planteado la posibilidad de que exista un segundo autor del crimen, lo que complica aún más la situación.
A pesar de que Miguel Tomás ha sido acusado de asesinato, estafa y robo con violencia, la falta de evidencias físicas en la escena del crimen ha llevado a cuestionar su culpabilidad. No se ha encontrado ADN ni huellas que lo vinculen al lugar donde ocurrió el asesinato. Además, su teléfono no se conectó a la red Wi-Fi del canónigo, y no hay testigos que puedan confirmar su presencia en el apartamento el día del crimen. Esta ausencia de pruebas ha llevado a la defensa a argumentar que su cliente no fue el autor material del asesinato, sino que se benefició de la situación al utilizar las tarjetas de crédito del canónigo después de su muerte.
### La Estrategia de la Defensa
La defensa de Miguel Tomás V. N. sostiene que su cliente es culpable únicamente del delito de estafa, ya que utilizó las tarjetas del canónigo para retirar dinero y realizar compras después de su muerte. Según el abogado Jorge Carbó, Miguel Tomás no tenía conocimiento de que el canónigo estaba muerto hasta que otro individuo, conocido como Manuel, se lo informó. Este argumento se apoya en el hecho de que, al momento de su detención, Miguel Tomás solo tenía en su poder una parte del dinero que había retirado, lo que sugiere que pudo haber entregado el resto a Manuel.
La defensa también ha criticado la falta de diligencia por parte de la Policía en la búsqueda de Manuel, quien no fue localizado hasta 15 meses después del crimen. Esto plantea interrogantes sobre la efectividad de la investigación y la posibilidad de que Manuel sea el verdadero autor del asesinato. La defensa argumentará que la Fiscalía no ha presentado pruebas concluyentes que demuestren la culpabilidad de Miguel Tomás en el asesinato, lo que podría influir en la decisión del jurado.
El juicio se presenta como un escenario complicado, donde la falta de pruebas físicas y la posibilidad de un segundo autor del crimen podrían jugar un papel crucial en el veredicto final. La decisión del magistrado de no admitir ciertos documentos como pruebas podría limitar la capacidad de la Fiscalía para presentar su caso de manera efectiva. La expectativa es alta, y el resultado del juicio podría tener un impacto significativo en la percepción pública sobre la justicia en casos de homicidio.
A medida que se acerca la fecha del juicio, el interés por el caso sigue creciendo. La comunidad de València está atenta a los desarrollos, y el juicio promete ser un evento que no solo abordará el crimen en sí, sino también las implicaciones más amplias sobre la justicia y la verdad en situaciones complejas. Las audiencias se llevarán a cabo en la Ciudad de la Justicia, un lugar que ha sido testigo de numerosos casos judiciales, pero que ahora se convierte en el escenario de un drama humano lleno de incertidumbre y preguntas sin respuesta.
