La devastadora dana que azotó la Comunitat Valenciana el 29 de octubre de 2024 ha puesto de manifiesto la urgencia de mejorar las infraestructuras de prevención de inundaciones en la región. Este evento climático extremo, que causó estragos en diversas localidades, ha llevado al Ministerio de Transición Ecológica y a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) a replantear y acelerar proyectos que llevan décadas en espera. Uno de los aspectos más destacados de este plan es la adecuación del nuevo cauce del río Turia, una obra que ha demostrado su eficacia en situaciones de emergencia, pero que ahora necesita ser ampliada para hacer frente a futuros desastres naturales.
La propuesta presentada por la CHJ incluye la ampliación del cauce del Turia, que se prevé que aumente su capacidad de 5,000 a 7,000 metros cúbicos por segundo en fases posteriores. Esta mejora es crucial, ya que durante la dana de 2024, el cauce recibió picos de hasta 2,200 metros cúbicos por segundo, lo que demuestra que la infraestructura actual, aunque efectiva, no es suficiente para garantizar la seguridad de la población en situaciones extremas. Sin embargo, la CHJ ha estimado que el costo de esta adecuación ascendería a unos cien millones de euros, y sorprendentemente, no se ha incluido en el cronograma del plan de recuperación.
### La Importancia de la Infraestructura Hidráulica
El nuevo cauce del Turia, que fue construido entre 1964 y 1973 como parte del Plan Sur, ha sido fundamental para proteger a València de inundaciones. Esta colosal obra de ingeniería, que desvió el río a tres kilómetros de la ciudad, ha permitido que València se mantenga a salvo durante eventos climáticos severos. Sin embargo, la reciente experiencia con la dana ha revelado que, a pesar de su efectividad, el nuevo cauce necesita ser mejorado para adaptarse a las condiciones cambiantes del clima.
La CHJ ha admitido que las soluciones proyectadas para los barrancos de la Saleta y el Poyo, que también se están considerando en el plan de recuperación, podrían incrementar el riesgo de inundaciones si no se diseñan adecuadamente. Esto se debe a que un desvío de caudales hacia el nuevo cauce podría resultar problemático si se producen avenidas extraordinarias. Por lo tanto, es esencial que cualquier modificación en la infraestructura se realice con un enfoque en la seguridad y la prevención de desbordamientos.
La alcaldesa de València, Mª José Catalá, ha solicitado un nuevo plan integral que contemple no solo la ampliación del cauce del Turia, sino también el encauzamiento de los barrancos que afectan a las localidades del sur de la ciudad. Este enfoque busca garantizar que las obras se realicen de manera ordenada y que se priorice la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, esta postura ha generado tensiones con algunos municipios de l’Horta Sud, que consideran que la urgencia de canalizar los barrancos es crítica para evitar tragedias similares a las del pasado.
### La Resiliencia Frente al Cambio Climático
El cambio climático ha intensificado la frecuencia y la severidad de los fenómenos meteorológicos extremos, lo que hace que la planificación y la inversión en infraestructuras de prevención sean más importantes que nunca. La experiencia de la dana de 2024 ha dejado claro que las infraestructuras existentes, aunque efectivas, deben ser revisadas y mejoradas para adaptarse a las nuevas realidades climáticas. Expertos en ingeniería hidráulica han señalado que, aunque el nuevo cauce ha demostrado ser una barrera efectiva, su capacidad actual es insuficiente para enfrentar las crecientes amenazas de inundaciones.
Además de la ampliación del cauce, se están considerando otras medidas, como la implementación de sistemas de predicción de caudales y la revisión de la cartografía de zonas inundables. Estas acciones son fundamentales para garantizar que la población esté debidamente informada y preparada ante posibles emergencias. La colaboración entre las autoridades locales, regionales y nacionales es esencial para desarrollar un enfoque integral que aborde no solo la infraestructura, sino también la educación y la preparación de la comunidad.
La historia del río Turia y su transformación a lo largo de los años es un testimonio de la capacidad de adaptación de la ciudad ante desastres naturales. Desde la devastadora riada de 1957, que dejó un impacto profundo en la fisonomía de València, hasta la construcción del nuevo cauce, la ciudad ha aprendido a gestionar sus recursos hídricos de manera más efectiva. Sin embargo, la lección más importante que se ha extraído de la reciente dana es que la resiliencia no es un estado final, sino un proceso continuo que requiere atención constante y adaptación a las circunstancias cambiantes.
La necesidad de un enfoque proactivo en la gestión de inundaciones es más evidente que nunca. La combinación de infraestructura mejorada, planificación urbana responsable y educación comunitaria puede ayudar a València a enfrentar los desafíos del futuro y proteger a sus ciudadanos de los efectos devastadores de las inundaciones.
