En la era digital, la tecnología avanza a pasos agigantados, y con ella, también lo hacen las amenazas que enfrentan tanto a individuos como a empresas. Uno de los fenómenos más preocupantes en este contexto son los deepfakes, que han evolucionado de ser una curiosidad tecnológica a convertirse en una herramienta utilizada para perpetrar fraudes de gran escala. Las pérdidas económicas asociadas a estos engaños han alcanzado cifras alarmantes, lo que pone de manifiesto la necesidad de una mayor concienciación y medidas de protección.
### La creciente amenaza de los deepfakes
Los deepfakes son videos o audios manipulados mediante inteligencia artificial que permiten crear representaciones falsas de personas, haciéndolas parecer que están diciendo o haciendo cosas que en realidad no han hecho. Esta tecnología ha avanzado de tal manera que, en muchos casos, es casi imposible distinguir entre un contenido auténtico y uno manipulado. Según un informe de Surfshark, las pérdidas por fraudes relacionados con deepfakes alcanzaron los 900 millones de dólares a mediados de 2025, con 410 millones solo en el primer semestre del año. Estas cifras son un claro indicador de que el problema no solo es teórico, sino que tiene un impacto real en la economía.
Uno de los casos más notorios fue el de Arup, una empresa que perdió 25 millones de dólares debido a una videollamada en la que un directivo fue suplantado por un deepfake. Este incidente subraya la facilidad con la que se puede manipular la percepción de las personas cuando el video y el audio parecen legítimos. Además, se han reportado numerosos engaños en redes sociales que utilizan imágenes de personas famosas para promocionar inversiones fraudulentas, lo que ha llevado a miles de personas a perder grandes sumas de dinero.
La tecnología detrás de los deepfakes ha mejorado significativamente. Herramientas como Veo 3.1 y Sora 2 han hecho que la creación de estos contenidos sea más accesible y realista. Esto significa que cualquier persona con acceso a estas herramientas puede generar videos falsos de alta calidad en cuestión de minutos y con un presupuesto mínimo. Este acceso democratizado a la tecnología ha facilitado la proliferación de fraudes.
### Nuevas formas de estafa y cómo protegerse
Los fraudes relacionados con deepfakes no se limitan a las grandes corporaciones. También están surgiendo esquemas de microestafa que buscan aprovecharse de individuos vulnerables. En Estados Unidos, se han reportado casos de imágenes de mascotas perdidas generadas por IA que presionan a los dueños angustiados para que paguen pequeñas cantidades de dinero a cambio de pistas falsas. Aunque las cantidades individuales pueden parecer pequeñas, cuando se multiplican por cientos de víctimas, se convierten en un negocio muy lucrativo para los estafadores.
Los números son alarmantes. Surfshark ha informado que los incidentes relacionados con deepfakes se dispararon en 2025, con pérdidas superiores a 200 millones de dólares solo en el primer trimestre. Esta tendencia es respaldada por otros análisis del sector y organismos como el Foro Económico Mundial, que advierten sobre la creciente profesionalización de los fraudes.
Para protegerse de estos engaños, es fundamental adoptar una serie de medidas preventivas. La primera regla es verificar siempre antes de actuar, especialmente cuando se trata de dinero o datos sensibles. Si recibes una solicitud urgente, es recomendable volver a llamar a un número conocido o utilizar canales alternativos para confirmar la identidad de la persona que hace la solicitud. En entornos empresariales, es crucial implementar controles de doble verificación para pagos y cambios de cuenta, así como establecer protocolos para confirmar identidades fuera de línea.
La formación específica para equipos de finanzas, soporte y recursos humanos puede reducir significativamente la exposición a estos fraudes. Además, la verificación en directo, como realizar una videollamada espontánea donde la otra parte realice acciones imprevisibles, puede limitar la efectividad de la suplantación.
En el día a día, es importante cultivar un escepticismo operativo. Presta atención a audios que suenen demasiado limpios, a desajustes sutiles entre labios y voz, o a detalles extraños en manos y ojos. Aunque estos no son indicadores definitivos de un deepfake, cualquier señal que te haga dudar debe ser motivo para frenar y verificar el contexto. También es recomendable tratar como alerta cualquier comunicación que provenga de números virtuales, dominios recién creados o cuentas sin huella digital.
Los estafadores suelen utilizar el miedo, la urgencia o la esperanza como herramientas para manipular a sus víctimas. Ya sea un supuesto jefe pidiendo una transferencia urgente o alguien que dice haber encontrado a tu mascota, es fundamental mantener la calma y validar la información antes de actuar.
A nivel institucional, organismos como la ONU y la UE están trabajando en estándares de autenticación y trazabilidad de contenidos, así como en marcos legales para proteger la imagen y la voz de las personas. Sin embargo, los expertos insisten en que la primera barrera contra estos fraudes es la educación y la cultura de la verificación. La combinación de tecnología y método es clave para prevenir estos engaños. Herramientas de seguridad y detección son útiles, pero nada sustituye a un hábito básico: cuando una solicitud inesperada toque tu bolsillo o tus datos, levanta el teléfono, valida por otra vía y tómate tu tiempo. Esta es la mejor forma de desactivar el engaño, por muy perfecto que parezca en pantalla.