En la madrugada del 29 de septiembre de 2025, Sevilla fue escenario de un trágico suceso que ha dejado a la comunidad en estado de shock. Yaqueline, una joven de 28 años, fue asesinada por su pareja, un hombre de 21 años, en un acto de violencia de género que se suma a la alarmante cifra de feminicidios en España. Este caso ha reabierto el debate sobre la violencia machista y la necesidad de una mayor concienciación y acción por parte de la sociedad y las autoridades.
La pareja se había mudado recientemente a un apartamento en la calle Tigris, en Sevilla Este. Aunque Yaqueline estaba registrada en el sistema Viogén, que monitorea a las víctimas de violencia de género, no había presentado denuncias formales ni contaba con medidas de protección. Esto plantea preguntas sobre la efectividad del sistema y la responsabilidad de las instituciones para proteger a las mujeres en situaciones de riesgo.
La noche del crimen, los vecinos escucharon gritos de auxilio provenientes del portal del edificio. Una vecina, alarmada por los ruidos, decidió llamar a la policía, aunque no sabía exactamente qué estaba ocurriendo. Al asomarse, pudo ver al agresor retrocediendo antes de volver a atacar a Yaqueline. La escena fue desgarradora: la joven fue apuñalada en el cuello, y aunque el agresor intentó autolesionarse, su herida no fue mortal. Cuando llegaron los servicios de emergencia, solo pudieron certificar la muerte de Yaqueline.
Este caso ha sido catalogado como el segundo feminicidio en Sevilla en lo que va del año, lo que subraya la creciente preocupación por la violencia de género en la región. El subdelegado del Gobierno en Sevilla, Francisco Toscano, confirmó que la relación entre la víctima y el agresor era sentimental, y que Yaqueline tenía un expediente abierto en el sistema Viogén por episodios de violencia anteriores. Sin embargo, no contaba con medidas de protección judicial, lo que pone de manifiesto las fallas en el sistema de atención a las víctimas.
La comunidad ha reaccionado con consternación ante este suceso. El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, expresó su condena y ofreció sus condolencias a la familia y amigos de la víctima. La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género también ha comenzado a recopilar información sobre el caso, enfatizando la importancia de que las mujeres que se sientan amenazadas busquen ayuda y que la sociedad en su conjunto esté alerta ante situaciones de violencia.
**La importancia de la intervención comunitaria**
Este trágico evento resalta la necesidad de una mayor intervención comunitaria en casos de violencia de género. La vecina que escuchó los gritos de Yaqueline ha hecho un llamado a la acción, instando a las personas a no permanecer indiferentes ante situaciones de violencia. «Por favor, que llamen, que es muy importante. Que hay mucha gente que a lo mejor escucha, no se mete en nada, no habla, no ve», dijo, enfatizando la responsabilidad colectiva de actuar ante la violencia.
La intervención temprana puede ser crucial para salvar vidas. En muchos casos, las víctimas de violencia de género se sienten solas y desprotegidas, lo que les impide buscar ayuda. La comunidad debe ser un apoyo para estas mujeres, ofreciendo un entorno seguro donde puedan expresar sus preocupaciones y recibir la asistencia necesaria. La educación y la sensibilización sobre la violencia de género son fundamentales para cambiar la percepción social y fomentar una cultura de respeto y apoyo.
**El papel de las instituciones y la sociedad**
Las instituciones tienen un papel fundamental en la lucha contra la violencia de género. Es esencial que se implementen políticas efectivas que no solo protejan a las víctimas, sino que también prevengan futuros casos de violencia. Esto incluye la formación de profesionales que trabajen con víctimas, la creación de refugios seguros y el fortalecimiento de los sistemas de denuncia.
Además, es crucial que la sociedad en su conjunto se involucre en la lucha contra la violencia de género. Las campañas de concienciación pueden ayudar a desestigmatizar a las víctimas y a fomentar un entorno donde se sientan seguras al denunciar abusos. La educación en las escuelas sobre relaciones sanas y el respeto mutuo también es vital para prevenir la violencia desde una edad temprana.
La tragedia de Yaqueline es un recordatorio doloroso de que la violencia de género sigue siendo un problema grave en nuestra sociedad. Es responsabilidad de todos actuar, ya sea apoyando a las víctimas, denunciando situaciones sospechosas o educando a las futuras generaciones sobre la importancia del respeto y la igualdad. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos erradicar esta lacra social y garantizar un futuro más seguro para todas las mujeres.