El mes de agosto de 2025 será recordado en Galicia como uno de los más devastadores en la historia reciente, marcado por una ola de incendios que arrasó miles de hectáreas de montes y aldeas. En una comparecencia en el Parlamento autonómico, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, actualizó la cifra de hectáreas afectadas a 120.000, un número que aún se queda corto en comparación con los datos del sistema Copernicus, que estima la cifra en 143.628. Rueda no solo se centró en las cifras, sino que también criticó a quienes minimizan la importancia de los incendiarios en el origen de estos fuegos, anunciando la intención de la Xunta de reforzar la vigilancia en las áreas más vulnerables.
### Estrategias de Vigilancia y Prevención
El presidente gallego subrayó la necesidad de implementar medidas más estrictas para prevenir futuros incendios. Entre las propuestas, se contempla la instalación de más cámaras en puntos estratégicos y un aumento en la investigación de los casos de incendios. Hasta la fecha, se han realizado 17 detenciones y 25 investigaciones en curso, lo que Rueda considera un avance significativo en la lucha contra los incendiarios. «La justicia debe caer sobre ellos con todo su peso por dañar el patrimonio de todos. No podemos limitarnos a contar que el cambio climático es el responsable», afirmó Rueda, enfatizando la necesidad de una respuesta contundente.
Además, se planean cambios en la gestión de las fajas secundarias, que son fincas ubicadas en áreas propensas a incendios. El objetivo es evitar que los fuegos se propaguen hacia los núcleos de población. Rueda anunció que convocará a la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) para modificar el convenio que permitirá a la Xunta colaborar con los municipios en la limpieza de estas áreas. Sin embargo, el presidente también advirtió que estas acciones no son suficientes si no se aborda la ordenación y el aprovechamiento forestal de manera integral. Para ello, la Xunta tiene previsto presentar antes de finalizar el año un borrador del Plan Director de la Industria Forestal, que buscará identificar las mejores prácticas para el uso sostenible de los bosques gallegos.
### Medidas de Recuperación y Críticas de la Oposición
En cuanto a las medidas de recuperación para las zonas afectadas, Rueda destacó que ya se han implementado cordones vegetales y barreras para mitigar el impacto de las cenizas. «Seremos ágiles», prometió, refiriéndose a la gestión de las ayudas para las personas y municipios afectados. Las primeras ayudas para la reconstrucción de viviendas ya han sido concedidas, y los beneficiarios pueden recibir anticipos de hasta el 100%.
Sin embargo, la oposición no tardó en criticar la gestión del gobierno gallego. José Ramón Gómez Besteiro, secretario general del PSdeG, fue contundente en su intervención, afirmando que Rueda ha demostrado un «fracaso estrepitoso» en la gestión de los incendios. «Hasta el 15 de agosto, trabajó bien con los efectivos del Gobierno, pero después se interpuso Feijóo y decidió solicitar en horas lo que no pidió en días», argumentó Besteiro, quien también señaló que Ourense ha sido marginada en los presupuestos.
Ana Pontón, portavoz nacional del BNG, también se unió a las críticas, cuestionando la responsabilidad de Rueda en la crisis. «Cuando lo escuchaba, pensaba en las personas que vieron arder sus casas y su modo de vida. Merecen mucho más que su discurso propagandístico», expresó Pontón, quien pidió la dimisión del presidente. La portavoz también destacó la falta de coordinación entre las brigadas de emergencia, que, según ella, llegaron a estar incomunicadas durante la crisis.
La situación en Galicia es un recordatorio de la necesidad de una gestión más efectiva y proactiva en la prevención de incendios. Las palabras de Rueda sobre la importancia de la vigilancia y la justicia para los incendiarios son un primer paso, pero la implementación de medidas concretas y la colaboración con los municipios serán cruciales para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro. La comunidad gallega, conocida por su resiliencia, ahora enfrenta el desafío de reconstruir y adaptarse a un nuevo contexto marcado por el cambio climático y la amenaza de incendios.