La reciente edición de la Copa del Rey Repsol de Barcos de Época ha sido un evento que ha capturado la atención de los amantes de la navegación y el deporte náutico. Este año, la competición se ha visto marcada por un clima impredecible y momentos de gran tensión, que han puesto a prueba tanto a los participantes como a la organización del evento. En este artículo, exploraremos los aspectos más destacados de la segunda jornada de la regata, así como los desafíos que enfrentaron los competidores en el mar.
### Un Día de Contrastes en el Mar
La segunda jornada de la Copa del Rey Repsol comenzó con una atmósfera de expectación. Las 49 embarcaciones clásicas y de época estaban listas para competir en un recorrido que prometía ser emocionante. Sin embargo, el clima no estaba de su lado. A pesar de que el día comenzó con cielos cubiertos, los participantes se mostraron optimistas y decididos a disfrutar de la experiencia.
El puerto natural de Mahón, conocido por su belleza escénica, se convirtió en el escenario perfecto para esta competición. Las embarcaciones, que representan una rica herencia marítima, se lanzaron al agua con la esperanza de superar los desafíos que el mar les presentaría. Sin embargo, la calma inicial pronto se transformó en una tormenta que sorprendió a muchos.
Cuando la flota ya había cruzado la línea de llegada, un chubasco violento se desató en las cercanías de Punta Prima. Las rachas de viento y la lluvia torrencial golpearon a los barcos, especialmente a los Big Boats, que habían salido en último lugar. Este cambio repentino en las condiciones meteorológicas llevó a la desarboladura del Tuiga, un emblemático barco de 1909, y causó daños significativos en el Lady Anne, otro barco de la misma clase. Afortunadamente, no se reportaron heridos, lo que fue un alivio para todos los involucrados.
### La Resiliencia de los Navegantes
A pesar de los desafíos que presentaba el clima, los navegantes demostraron una notable resiliencia. Jean-Michel Rouve, jefe de tripulación del Cariad, compartió su experiencia durante la tormenta. A pesar de haber anticipado condiciones difíciles, la fuerza del viento superó todas las expectativas. Rouve destacó la importancia de contar con una tripulación que se mantenga calmada y escuche las instrucciones, lo que les permitió superar momentos críticos en medio de la tempestad.
Por otro lado, Pachi Rivero, patrón del Barlovento, también reflexionó sobre la dificultad de tomar decisiones en condiciones meteorológicas inestables. La organización de la regata tuvo que actuar rápidamente para suspender la competición de los Big Boats y aplicar reparaciones a las embarcaciones que no habían cruzado la línea de llegada. Esta rápida respuesta fue crucial para garantizar la seguridad de todos los participantes.
En el ámbito deportivo, la jornada no estuvo exenta de logros. El Spartan, un barco de 1913, se alzó con la victoria en la categoría Época Cangreja, mientras que el Amorita, de 1937, brilló en la categoría Época Bermudiana. Estos triunfos son un testimonio del talento y la dedicación de los navegantes, quienes, a pesar de las adversidades, lograron destacarse en sus respectivas categorías.
La Copa del Rey Repsol de Barcos de Época no solo es una competición de velocidad y habilidad, sino también una celebración de la tradición marítima. Cada embarcación cuenta una historia, y cada regata es una oportunidad para honrar esa herencia. A medida que los barcos navegan por las aguas del Mediterráneo, se convierten en embajadores de la historia y la cultura náutica.
La jornada culminó con una mezcla de emociones: la alegría de los ganadores, la preocupación por los barcos dañados y la satisfacción de haber superado un día lleno de desafíos. La comunidad náutica se unió para apoyar a los afectados y celebrar la pasión compartida por la navegación.
En resumen, la segunda jornada de la Copa del Rey Repsol de Barcos de Época fue un recordatorio de que, en el mar, la naturaleza puede ser tanto un aliado como un adversario. Los navegantes demostraron su valentía y habilidad al enfrentar condiciones difíciles, y la regata se consolidó como un evento que no solo celebra la competencia, sino también la camaradería y la tradición marítima que une a todos los participantes.
